Cómo proteger la pintura del coche: evitar el sol y los mosquitos tras un viaje
Calor, vacaciones y playa es una alegre combinación para todos, menos para la pintura del coche. Si quieres que sobreviva este verano, ahí van algunos consejos
La pintura de los coches sufre especialmente durante el verano. Esta es la conclusión de los expertos en chapa y pintura del automóvil que señalan al salitre, la arena y los insectos como algunos de los principales grandes enemigos contra los que debes proteger la pintura de tu coche estas vacaciones.
El verano es momento de largos desplazamientos en coches, elevadas temperaturas y recurrentes visitas a zonas no habituales donde elementos como la arena de las playas o el salitre de las zonas costeras pueden afectar notoriamente a la conservación y buen estado de la pintura de tu coche. Y si bien las pinturas cuentan desde fábrica con una serie de capas protectoras, no está de más adoptar una serie de precauciones que pueden evitarnos males mayores.
La mejor de todas es apostar siempre por estacionar el vehículo a cubierto de las radiaciones solares. Buscar la sombra será algo que además de agradecer cuando volvamos de nuevo a subirnos al coche, agradecerán los distintos materiales con los que se ha construido nuestro coche y especialmente la pintura. Las continuas horas de exposición al sol dañan la pintura, en especial las capas superficiales, que son las que además de proteger a las capas inferiores aportan el brillo y la intensidad al color de nuestro coche. Dejar el coche continuamente al sol puede además provocar la aparición de marcas en la pintura, dado que debido a la incidencia de los rayos solares sobre él se pueden crear cercos sobre la pintura ocasionados por la presencia de manchas o cualquier otra suciedad sobre la carrocería.
En verano es habitual realizar largos desplazamientos en coche. Lo normal es que al llegar a nuestro destino tengamos toda la zona frontal del mismo salpicada con los restos de infinidad de insectos estampados contra el parabrisas, capó y la rejilla. Lo último en lo que pensamos al llegar a la playa es en lavar el coche cuando deberíamos hacerlo cuanto antes, dado que de esa manera nos será más fácil poder retirarlos. De no hacerlo, los ácidos que desprenden sus restos en combinación con el sol pueden terminar dañando las capas superficiales de la pintura y, como ya hemos mencionado, dejar rastro sobre ella. Esto mismo sucede con las deposiciones de los pájaros o el polen de las flores.
Lavar el coche después de ir a la playa, a zonas costeras o donde hay bastante arena es una acción sumamente recomendable. Con ello, además de mantener en buen estado su apariencia exterior evitaremos que el salitre del mar y las pequeñas partículas de arena se depositen sobre la carrocería del coche y, por añadidura sobre la pintura. Estos elementos son especialmente dañinos, puesto que basta deslizar la mano sobre la carrocería cuando está cubierta de tierra de la playa para que la pintura del coche se arañe y deteriore, rompiendo así la película protectora superior y acelerar con ello la pérdida del brillo y la intensidad del color.
Según los expertos, en verano lo normal sería lavar el coche una vez por semana y aprovechar los primeros lavados del verano para dar una capa de cera al coche — una acción que se recomienda realizar al menos una vez al año— para proteger a la pintura de las agresiones externas e impedir que estas lleguen a dañar capas más profundas.
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