BMW Curiosidades Historia Industria
¿Cómo han evolucionado los riñones de BMW con el paso del tiempo?
Con el paso del tiempo, los riñones de BMW han ido creciendo y modernizando sus funciones para mejorar el rendimiento del motor.
¿Cómo han evolucionado los riñones de BMW con el paso del tiempo? La marca bávara es una de las marcas más fáciles de reconocer por cualquier persona, aunque no posean una gran pasión por el mundo del automóvil. Esto es posible gracias a sus característicos riñones y a la famosa curva Hofmeister. Esta curva es la que la da forma a las ventanillas de la parte trasera. Según la propia marca, «la parrilla de doble riñón hace, perfectamente, reconocible a cada BMW sin necesidad de comprobar la insignia».
Cabe destacar que la mayoría de los modelos que pertenecen a la marca bávara tienen el denominador común que los hace «especiales». Se trata de la inconfundible parrilla frontal. Únicamente no la equipan los microcoches de los años 50, el BMW Isetta, el BMW 600 y el BMW 700.
El diseño de este símbolo ha evolucionado a lo largo de la historia, ya sea por las tendencias, los avances en la aerodinámica o la refrigeración de los motores. ¿Cuál es el objetivo de la parrilla? Canalizar el aire fresco hacia el radiador para refrigerar, correctamente, el motor.
En primer momento, los riñones eran estrechos, esbeltos y sencillos con el paso del tiempo han ido evolucionando como en el BMW e30, BMW e36 o BMW e46 y han seguido creciendo hasta la actualidad. Ahora ofrecen «un diseño complejo, asimétrico, tridimensional y personalizable», reflejo de la evolución del lenguaje de diseño de la marca. El último avance en esta constante evolución es la parrilla de riñones iluminada del próximo BMW X6.
La historia de una marca ligada a sus riñones
Solo se fabricaron tres modelos de BMW antes de que se introdujera la icónica parrilla. Y dos de ellos fueron los Dixi 3/15 PS y Dixi 3/15 PS DA, construidos bajo la licencia de Austin Seven. El tercero es el BMW 3/20 PS, primer y único automóvil totalmente fabricado por la marca sin su característica rejilla. Tras ellos nace, en 1933, el BMW 303, que ya incorpora la famosa parrilla.
Los primeros BMW que utilizaron este icónico elemento de diseño lucían una parrilla muy distinta a la que conocemos hoy en día. Los dos riñones tenían un diseño alargado y estrecho, y ocupaban todo el frontal de cada modelo. Los dos riñones presentaban marcos cromados y una rejilla metálica en el interior.
El BMW 315/1 de 1934 ya mostraba una parrilla frontal más inclinada y aerodinámica. Pero la primera gran evolución de este elemento llegó con el elegante BMW 328 roadster de 1936, diseñado por Peter Szymanowski. En este modelo, las aletas delanteras y el alojamiento de los faros van ganando superficie en el frontal, que ya no es exclusivo de la zona del radiador y la parrilla. Ésta muestra un diseño curvo, influido por el diseño aeronáutico y los avances de la aerodinámica. Los marcos cromados están más enrasados con la carrocería y la rejilla interior tiene una trama más elaborada y cinco grandes barras verticales por riñón. El legendario BMW 328 Mille Miglia Touring Coupé llevó al extremo esa configuración, con unos riñones más delgados, cuatro barras en su interior y fondo negro.
Un elemento diferenciador
Hubo que esperar hasta los años 90 para ver una nueva interpretación de este elemento que marcó el diseño de los riñones hasta la actualidad. Los riñones del Serie 3 de 1990 tenían un diseño claramente trapezoidal, con la parte superior más ancha que la inferior. Además, eran más anchos, tenían los bordes muy redondeados y sobresalían del frontal con un efecto tridimensional. Mucho antes, el único BMW Garmisch de 1970 ya incorporaba unos riñones hexagonales.
El BMW Serie 5 de 1996 inauguró otro recurso de estilo empleado hasta hace poco por la mayoría de los modelos de la marca: la “kidney grille” se integraba en una prolongación del capó, que descendía hasta tocar el paragolpes.
La parrilla ha ido ganando tamaño y protagonismo en el frontal de todos los BMW, ya sea en las nuevas series X que nacieron con el BMW X5 de 1999, en la gama de berlinas y coupés, o incluso en los BMW i, con una parrilla “opaca” para subrayar que apenas hay necesidades de refrigeración. El ejemplo extremo es el BMW X7 y el BMW Serie 7, que incorporan las parrillas más grandes; la del nuevo BMW Serie 7 ha ganado un 40% de tamaño respecto a su predecesor. Este aumento de dimensiones ha hecho que su ubicación esté “incrustada” entre el capó y el paragolpes delantero, invadiendo espacio a ambos.
Según BMW, «los diseños son cada vez más elaborados, con formas más complejas y asimétricas que se extienden hacia los flancos. Otro adelantado a su tiempo, el BMW 507 de 1956, ya presentaba un diseño así, con una parrilla muy ancha, de enormes dimensiones y formas asimétricas. También se cuida cada vez más el acabado de las barras y los marcos, que pueden personalizarse con diferentes terminaciones para destacar el carácter de cada versión de modelo concreta. Estos nuevos diseño también contribuyen al apartado aerodinámico gracias a las lamas activas que se abren y se cierran en función de las necesidades térmicas del motor».
Deja un comentario