Los automovilistas tenemos toda malos hábitos que, a la larga, pueden hacer que nuestro coche acabe teniendo que visitar el taller y vea reducida su vida útil
Cómo evitar averías en el turbo y hacer que dure más
El turbo es un elemento muy común en los coches y puede provocar serias averías en los coches, así que vamos a darte un par de consejos para evitar que estropee
Uno de los componentes del motor más utilizados por los modelos actuales es el turbo. Este elemento está presente en todos los motores diésel y en muchos de gasolina. Su función es proporcionar más potencia al motor y permitir que el motor rinda mejor. El turbo es el que nos ofrece ese puntito picante al motor y nos permite disfrutar más al volante.
Su funcionamiento, en líneas generales, se explica reutilizando los gases de escape del motor, que se enfrían y vuelven a pasar al motor incrementando su rendimiento. Pero el turbo funciona con unas 10.000 revoluciones por minuto, lo que hace que se caliente mucho. Por ese motivo, puede ser víctima de una avería producida por el sobrecalentamiento.
Averías más comunes del turbo
El turbo se calienta mucho y esto puede hacer que vaya desgastándose poco a poco. Este calentamiento puede hacer que además afecte al aceite del motor, así que hay que actuar con ciertas precauciones para evitar que se caliente demasiado y pueda crear residuos quemados. Estos residuos pueden representar un riesgo para el resto del motor y hay que evitar que se produzcan.
Así que la mejor manera de evitar que se produzca una avería en el turbo es impedir que se sobrecaliente y se estropee. Y para evitar el desgaste producido por el calor, estos dos consejos pueden servirte.
Cómo evitar el calentamiento del turbo
Lo que debemos saber es que el turbo se va a calentar mucho. Esto es inevitable. Pero hay maneras de evitar que ese exceso de calor dañe al propio turbo. Los momentos clave son el arranque y el paro, que es donde el aceite no puede con el calor producido por el turbo y es posible que se queme y cree residuos que lleguen a otros puntos del motor, causando problemas.
En el momento del arranque hay que evitar que el turbo se caliente demasiado antes de que el aceite pueda lubricarlo. Para conseguirlo, es conveniente pisar el acelerador con suavidad, acelerando con cuidado y cambiando de marcha al alcanzar las 2.000 revoluciones. De esta manera, el turbo no entrará en funcionamiento hasta que el coche ya esté en marcha y el aceite haya alcanzado la temperatura de trabajo.
En el momento de detener el coche hay que procurar no parar el motor de golpe. En este caso, el aceite dejaría de circular y no enfriaría con eficiencia el turbo. Para dejar que se enfríe poco a poco, hay que procurar dejar el coche al ralentí para que el turbo pueda enfriarse.
Esto vale tanto como para estacionar el coche como para parar para repostar. En el segundo caso, cuando se lleva varias horas de rodaje por carretera, el turbo está muy caliente y se para el motor de golpe, el aceite se quemará ya que no circula y producirá esos residuos tan peligrosos para el motor. Es mejor dejar el motor funcionando durante un minuto, más o menos, para dar tiempo a que el turbo se enfríe.
De esta manera, se puede parar el motor sin problemas y se alarga la vida del turbo durante más tiempo. El precio de una avería en el turbo puede variar según el modelo del coche, pero no es una avería barata. Además, es una pieza de difícil acceso y hay que retirar otras piezas para alcanzarlo. Se puede hablar de una avería que puede superar, según modelos, los 2.500 euros. Así que el turbo es algo que hay que cuidar para evitar llevarnos un buen susto.
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