Coches con historia: Ford Thunderbird

Hoy en coches con historia os queremos dar a conocer más de cerca a uno de los modelos de Ford que a lo largo de la historia ha combinado a la perfección elegancia con carácter deportivo. Nada menos que trece generaciones han sido desarrolladas del Ford Thunderbird desde que fuera presentado en 1955, pero en Highmotor nos hemos querido centrar únicamente en las dos primeras.

El primer Ford Thunderbird fue lanzado al mercado en el año 1955 como respuesta al Corvette presentado en 1953 por General Motors y que intentando ambos modelos entrar de lleno en un mercado liderado por la oleada de deportivos británicos de importación.

El Thunderbird diseñado por Frank Hershey fue lanzado con un potente motor V8 y aunque ese mismo año el Corvette adquiriera un propulsor similar, Ford supo encontrar la combinación perfecta entre deportividad y confort y por ello su modelo biplaza tuvo una mejor acogida entre el comprador norteamericano. Los primeros conductores del Ford Thunderbird lo definían como un coche lento en curvas pero más rápido en pista.

La suspensión escogida para el Thunderbird fue simplemente la estándar de Ford, con suspensión delantera independiente de brazo oscilante. Como ya comentábamos el primer modelo lanzado al mercado contaba con un motor V8 y se acopló a una caja manual de tres velocidades con superdirecta, aunque también estaba disponible una caja automática también con tres relaciones. Como alternativa más potente se ofrecía un 4.785 cc de la gama Mercury que rendía a nada menos que a 193 CV de potencia.

Sin embargo en estos años comenzó una importante lucha entre las marcas por ver quien era capaz de ofrecer el modelo de serie más potente. Por ello en 1956 Ford incrementa su modelo Thunderbird más pequeño hasta los 4.457 cc con una potencia de 200 CV, mientras que la versión Mercury alcanzó los 5.117 cc y 245 CV de potencia, incluso se ofreció con un sobrealimentador Paxton que entregaba 300 CV. Todo ello hizo que, sin duda, Ford estuviese bastante por delante de su competidor más directo, el Corvette.

Otra de las modificaciones realizadas en 1957 afectó a la capacidad de carga del Ford Thunderbird puesto que aunque su diseño con cola alargada podría permitir una gran capacidad los clientes exigían un mayor espacio. Por ello Ford decidió montar la rueda en una cubierta como los Lincoln. Además también se empezó a ofrecer como opcional el techo rígido y, un año más tarde, se añadieron los alerones traseros. Lo que supuso que eso año las ventas del Ford Thunderbird rondaran las 15.000 unidades en territorio americano y un total desde su lanzamiento de 21.380.

Llegado 1958 Ford optó por rentabilizar la cadena de producción y creo una variante de 4 plazas que sería conocido como el Big Bird. Así su batalla se incrementaba en unos 28 cm, mientras que la longitud hacía lo propio en 51 cm y el peso extra del Big Bird se iba a los 300 Kg. Como novedad se introdujo un nuevo motor V8 cuya alternativa más potente era un 5.768 cc con 300 CV de potencia. Estéticamente destacaba por la parrilla delantera brindada, sus cuatro faros y numerosos elementos cromados distribuidos a lo largo de su carrocería. Como resultado, Ford consiguió vende unas 38.000 unidades del Big Bird.

Para intentar conservar el éxito que había alcanzado durante estos años Ford lanzó una segunda generación en 1959 que añadía algunas mejoras técnicas y estéticas. Así la capota pasaba ahora a tener un mecanismo totalmente eléctrico lo que hizo que el Thunderbird se colocara en un peldaño superior dentro de los modelos de lujo. El motor más potente que estaba disponible lo configuraba un 7.047 cc, aunque la alternativa más vendida fue el propulsor 5.769 con una potencia de 300 CV a 4.600 r.p.m. A nivel estético se introdujo una nueva parrilla delantera más horizontal que la anterior generación y unos alerones traseros más marcados.

Fotos | Cargurus