Coches con historia: Ferrari Dino 308 GT4

Si bien en su concepción el 308 GT4 no era un Ferrari pura sangre, pertenecía a la marca Dino que se utilizó para crear una gama de deportivos con motores de menos de 12 cilindros, la posterior desaparición de la denominación Dino, permitió que el 308 GT4 incorporarse a la marca italiana como un verdadero Ferrari.

Concebido para competir con el Porsche 911 y presentado en el Salón de París en 1973, el 308 GT4 montaba un V8 muy potente que merecía llevar el nombre de Ferrari. Con cilindrada de 3.0 Litros, el motor rendía unos 225 CV que acoplados a una caja de cambios de 5 marchas le permitía alcanzar un régimen máximo de vueltas de 7700 rmp y una velocidad máxima de más de 250 Km/h, 70 km/h en 1ª, 105 en 2ª, 150 en 3ª, 200 en 4ª y mas de 250 km/h en 5ª.

Con una tracción trasera, que permitía sentir todo el empuje del motor V8, el 308 GT4 era capaz de hacer 100 metros 6,4 segundos y de 0-1000 m en 26,2 segundos con un consumo razonable para la época 20 l/100 km.

Montaba una suspensión independiente en las cuatro ruedas que constaba de triángulos superpuestos, amortiguadores telescópicos y una barra estabilizadora. El sistema de frenado, muy moderno para la época, consistía de discos ventilados que permitían frenar la carrocería de acero del Ferrari, unos 1150 Kg de peso, en muy pocos metros.

Exteriormente, se trata de un modelo que no ha sido creado por Pininfarina, porque el diseñador consideraba que construir un cuatro plazas con motor central era imposible. El reto lo afrontó Bertone quién construyó un modelo muy bajo que resalta por sus líneas rectas y su forma de cuña con un capó muy plano y una parte que cae verticalmente de forma muy abrupta. Para completar el exterior existía la opción de montar unas llantas Campagnolo de 5 brazos más anchas que las llantas que venían de serie.

Interiormente sigue las líneas de los deportivos actuales, nada lujo, todo funcionalidad. Lo más destacable es su panel de instrumentos en donde resaltan sus 7 relojes, dos grandes y 5 pequeños que permitían controlar los signos vitales del V8. Pese a la poca altura del modelo, el acceso a las plazas delanteras era relativamente cómodo, no es el caso de las plazas traseras que su pequeño tamaño inclinan a denominar al modelo como un 2+2 en vez de un cuatro plazas.

Hoy en día es posiblemente la opción más barata para conducir un Ferrari, se puede adquirir uno por unos 8.000 € para restaurar y por unos 22.000 € un modelo en buen estado. El mantenimiento es otra cosa, los repuestos son bastante caros, 700 € una bomba de agua, 1.400 un parabrisas delantero y la mano de obra cualificada es cara.

Vía | Coches Clásicos y Deportivos