El Gas Natural es el combustible vehicular menos conocido y al que un mayor número de conductores guarda respeto pese a ser la solución más segura y eficiente.
Coches Eléctricos Coches híbridos
La gran duda: ¿Coche eléctrico o movido por gas? ¿Cuál es más ecológico y eficiente?
Los vehículos propulsados por motrores eléctricos están enfrentados a los propulsados por gas, pero, ¿cuál de los dos sistemas es más eficiente y respetuoso?
Estamos frente a uno de los mayores retos a los que se enfrenta la industria de la automoción. Sí, se trata de la necesidad de hacer que los motores contaminen menos de lo que lo hacen actualmente y para ello se proponen distintas alternativas. Toda la industria se está volcando hacia el coche eléctrico, bien sea en forma de trenes de tracción híbrida o totalmente eléctricos, pero esta tecnología todavía está lejos de ofrecer una alternativa real a la movilidad actual. Y es que, quizá con menos ruido, los coches que utilizan el gas como combustible están haciéndose con un hueco en el mercado.
Llega el momento de que hagamos un alto en el camino y pensemos. ¿Qué tipo de coche es más ecológico y eficiente, el eléctrico o el que utiliza gas? Vamos a verlo.
Eléctricos, cero emisiones, poca autonomía
Los coches eléctricos tienen una gran prensa y se trata de un tipo de vehículos que presentan muchas ventajas a la hora de conducir de una manera limpia y sin dejar huella medioambiental. Los motores eléctricos permiten moverse sin generar residuos directos a la atmósfera. En el caso de los coches híbridos se puede hablar no de una total eliminación de gases contaminantes, pero sí de una considerable reducción de las emisiones.
La combinación de un motor de combustión con uno o varios motores eléctricos propicia que haya casos en los que el primero no actúe, evitando que se emita una gran cantidad de gases contaminantes. La electrificación del coche, aunque sea de manera parcial como es el caso de los híbridos con el nuevo sistema de 48 voltios también reduce el consumo de combustibles fósiles y ayuda a mejorar la eficiencia.
Pero hablamos de los coches puramente eléctricos. El uso de motores eléctricos ayuda a reducir la contaminación, pero no solo de la atmósfera. El nivel acústico también es inferior con el uso de los motores eléctricos, ya que son silenciosos y no producen el sonido tan característico de los motores de combustión. La manera de funcionar es distinta y se requiere una tecnología muy avanzada que ayudará a avanzar en otros ámbitos industriales.
La conducción de un coche eléctrico es suave, eficiente y no precisa de un cambio de marchas: tiene un rango de velocidad de giro muy amplio y una velocidad es suficiente para el rango de velocidades. De hecho, en muchos casos basta con pisar o saltar el acelerador. Solo hay que utilizar la palanca para poner marcha atrás (que en realidad es un inversor de corriente) y durante la conducción es muy sencillo utilizarlo. Pero todas estas ventajas tienen también su contra. Y es que la tecnología de movilidad eléctrica no está todavía lo suficiente avanzada como para poner fin al gran handicap al que se enfrenta esta: la autonomía.
Aunque está mejorando de manera espectacular en los últimos años, todavía está lejos la autonomía que presenta un coche con motor de combustión, sea de diésel o gasolina. Hay coches eléctricos que se acercan a los 500 km de autonomía, aunque en condiciones de uso real esta cifra se reduce. El uso de la climatización, la pantalla o alguno de los elementos de equipamiento penaliza duramente a la duración de la batería, lo que hace que sea todavía más complicado que la autonomía sea adecuada.
Además, los vehículos eléctricos no producen emisiones por sí mismos, pero la electricidad de la que se alimentan llega desde plantas que utilizan combustibles fósiles o nucleares, lo que no ayuda mucho a reducir las emisiones. Aún así, se insiste en que a partir de 2020, los eléctricos serán los reyes del mercado.
Combustibles alternativos: autonomía más elevada, pero contaminan (casi) igual
Actualmente hay dos tipos de vehículos propulsados por gas. Los primeros cuentan con el Gas Licuado del Petróleo (GLP) y el segundo tipo funciona con Gas Natural Comprimido (GNC). El primero está compuesto por una mezcla de gases licuados, propano y metano entre ellos. Estos gases ofrecen hasta un 14% menos de emisiones contaminantes comparándolo con motores de gasolina y un 10% si lo enfrentamos a un diésel.
Esto en lo que respecta al CO2, porque donde se mejora considerablemente es en la emisión de partículas y de NOx. En este caso la reducción se cifra en un 68% menos por kilómetro recorrido. Esto mejora la calidad del aire para que podamos respirar un aire más limpio. Por contra, la autonomía tampoco es más ventajosa en el caso del GLP. Y es que el consumo que se registra es ligeramente superior a un motor de gasolina. Este consumo vendría a representar entre un 10 y un 25%, según el fabricante. Eso sí, el coste por litro es inferior, ya que su precio se encuentra en torno a los 0,70 euros el litro, lo que supone una considerable ventaja económica.
Si hablamos del nuevo combustible de moda, el GNC, aún es pronto para encontrar una estación de servicio que lo suministre (a fecha 4 de abril de 2018 hay únicamente 51 en toda España), mientras que de GLP es relativamente sencillo. Este combustible es mucho más limpio: reduce la emisión de CO2 hasta en un 97% y no existe emisión de partículas. Además, su uso castiga menos a la mecánica y es más eficiente. El consumo está marcado aproximadamente en 3,5 litros cada 100 kilómetros y su precio está alrededor de un euro por kilo. En ambos casos, la autonomía depende del tamaño del depósito, ya que se suele utilizar los dos combustibles, la gasolina y el gas en cualquiera de sus dos formas (comprimido y licuado).
El debate está servido, porque por autonomía gana por goleada el GNC, seguido por el GLP. El coche eléctrico queda en tercer lugar y sabemos que el coste de la electricidad es más económico, pero harán falta varias horas conectado a la red para poder moverse como se hace con un coche con motor de combustión. El precio también es un handicap. Los motores de gasolina se pueden adaptar fácilmente a su uso con gas, pero la tecnología de un coche eléctrico es totalmente diferente y no se puede hacer en un taller, sino que se ha de comprar expresamente. Sabiendo todo esto… ¿cuál prefieres tú?
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