El ciclo de emisiones y consumos WLTP entra hoy en vigor y promete ser más real
Desde el 1 de septiembre todos los nuevos coches que lleguen al mercado tendrán que someterse obligatoriamente a pruebas en condiciones reales de conducción.
Desde hoy mismo, el nuevo procedimiento de pruebas para vehículos ligeros armonizado a escala mundial (WLTP – Worldwide harmonized Light Vehicles) entra en vigor en sustitución de las pruebas del Nuevo Ciclo de Conducción Europeo (NEDC), que han resultado ser mucho menos realistas de lo esperado, dado que únicamente sometía a los coches a pruebas en laboratorio y no en un uso real.
EL WLTP añade a pruebas de laboratorio más estrictas que las anteriores una nueva prueba (RDE) que se efectuará con aparatos de medición portátiles en carreteras abiertas y bajo condiciones reales de tráfico sometiendo al coche a distintas condiciones de conducción, lo que ofrecerá un abanico de muestras mucho más amplio que, junto con los resultados obtenidos en el laboratorio permitirá obtener unas mediciones mucho más fiables y certeras tanto de los consumos como de las emisiones que realmente ofrecen los nuevos coches que llegan al mercado.
El ciclo de pruebas WLTP promete ofrecer datos mucho más reales
El nuevo procedimiento WLTP es más dinámico y realiza mayor número de test de aceleración y frenada que el NEDC, controlando además distintos factores anteriormente no contemplados como la temperatura a la que se efectúan las pruebas, la presión de los neumáticos y otros trucos empleados por los fabricantes hasta la fecha (Mitsubishi reconoció en su momento que para superar las anteriores sometía a los neumáticos a una sobrepresión de inflado durante las pruebas de consumo).
Aunque el nuevo ciclo WLTP entra hoy en vigor, su implantación va a ser gradual, dado que el desarrollo de muchos modelos se ha realizado buscando superar las exigencias impuestas por la norma de los test NEDC. Así hasta el próximo 1 de septiembre de 2018, la normativa WLTC será inicialmente aplicada de forma voluntaria a petición de los fabricantes (alguno de los nuevos modelos como el Honda Civic i-DTEC 1.6 ya la han superado) para en un año convertirse en obligatoria para todos los nuevos vehículos.
El control de la contaminación cada vez se pone más serio. A la vista de los escándalos producidos con los motores diesel en las distintas marcas implicadas, las autoridades comunitarias han endurecido los requisitos que exigen a los fabricantes de automóviles y han establecido unos nuevos controles mucho más exigentes y a realizar en condiciones reales de circulación. Con estos controles se pretende controlar con mucha más eficacia cuánto contaminan.
Los nuevos controles tratan de conocer las emisiones reales que el modelo produce en condiciones reales de circulación y tráfico, y no se limitan como los anteriores a realizar meras pruebas de laboratorio a partir de datos teóricos. Si el nuevo modelo que la marca pretende comercializar supera los niveles permitidos, sencillamente no se puede vender en Europa.
Al igual que los anteriores test, las nuevas pruebas también contemplan un ensayo en laboratorio, solo que este se ha mejorado respecto del anterior y sus condiciones son mucho más exigentes en los requisitos y certeras en los resultados. Pero adicionalmente a estas pruebas también deben someterse obligatoriamente a pruebas en condiciones reales de conducción.
Hasta la fecha, cuando un fabricante quería conseguir la homologación de su coche en materia de consumos y emisiones únicamente tenía que superar las pruebas de laboratorio. Esto facilitó que algunos fabricantes preparasen especialmente sus vehículos para superar esos tests. Mediante un software especial, los vehículos detectaban cuando estaban siendo sometidos a una de esas pruebas y alteraban automáticamente su funcionamiento para, sólo durante el examen, reducir las emisiones de gases contaminantes y de partículas que expelían por sus tubos de escape.
Esto no alteraba su funcionamiento en carretera donde, ya libres de control, el software malicioso dejaba de actuar y los coches volvían de nuevo a sus niveles reales de contaminación, los cuales se encontraban por encima de los límites marcados por la Unión Europea.
Tras el dieselgate, se ha acelerado la implantación del ciclo de pruebas WLTP
La necesidad de imponer unos nuevos controles más estrictos en materia de emisiones y consumos viene de antiguo. Los escándalos con los motores diesel descubiertos en septiembre de 2015 a raíz del denominado “dieselgate” en Estados Unidos no han motivado el cambio, pero sí que han acelerado la activación y puesta en marcha de las nuevas pruebas.
Las nuevas y más exigentes pruebas, las elevadas cuantías de las multas aún por imponer y los mil millonarios costes que las marcas que engañaron tienen que soportar para resarcir a los consumidores de los daños provocados seguro que durante algún tiempo harán que los fabricantes de automóviles se lo piensen mucho antes de volver a intentar algún tipo de engaño o triquiñuela para superar los controles, pero, antes o después volverá a pasar.
Pero como dice el refrán, «Hecha la ley, hecha la trampa» y dado que quienes controlan los test son las administraciones de los propios países y no un organismo independiente libre de los intereses económicos que relacionan directamente al sector del automóvil con las economías de los países que tienen que autorizar sus productos, el riesgo de posibles engaños o fraudes permanece.
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