El “caro” tuit de Musk no le impedirá gestionar el futuro de Tesla, pero le fuerza a cambiar
Tres años de inhabilitación como presidente de Tesla y 40 millones. Un tuit que le ha costado caro a Elon Musk, pero no impedirá seguir gestionando su marca
Al menos de momento, Elon Musk parece haber salido bien parado y salvado su capacidad de seguir gestionando el futuro de Tesla. Musk ha evitado su destitución como Consejero Delegado de Tesla tras el acuerdo alcanzado con la Comisión de Bolsa y Valores de los EE.UU. (SEC). Un acuerdo que permite al multimillonario norteamericano evitar la demanda con la que el organismo regulador pretendía privarle del título de Consejero Delegado de la marca y alejarle así de la gestión de la compañía.
Musk acepta ser inhabilitado para ejercer la presidencia de la marca durante al menos los próximos tres años, así como a pagar 40 millones de dólares (20 millones él y otros tantos Tesla) como sanción por haber actuado de manera fraudulenta con el mensaje lanzado por Twitter el pasado 7 de agosto anunciando que tenía intención de sacar Tesla de la Bolsa mediante una gran operación de recompra de todo el capital de la compañía.
“Estoy considerando privatizar nuevamente Tesla recomprando a 420 dólares la acción. Los fondos para ello están asegurados”
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El pasado 7 de agosto, Elon Musk sorprendía a los mercados al anunciar que estaba considerando recomprar todas las acciones de Tesla para sacarla de la Bolsa y convertir la empresa nuevamente en una sociedad completamente privada. Para lograrlo, Musk anunció que disponía de “fondos asegurados” suficientes para ello. El Tweet de Musk revitalizó la cotización de Tesla en Bolsa tras la pérdida de valor que venía sufriendo tanto por la salida de algunos directivos de la firma como por los reiterados incumplimientos de sus planes de producción y entrega de unidades.
El acuerdo alcanzado no implica que Musk admita o niegue las acusaciones que motivaron la demanda de la SEC, organismo cuya función consiste en regular las actividades de las compañías que cotizan en Bolsa en EE.UU., pero sí que le garantiza poder seguir al frente de la misma en cuanto a labores ejecutivas se refiere en su labor de CEO, lo que le permitirá continuar desarrollando el día a día de la actividad de la empresa.
Eso sí, Musk “deberá dimitir como presidente y ser reemplazado por un presidente independiente” y “no podrá presentarse a la reelección durante tres años”. De esta manera, Musk podrá conservar un asiento en el directorio de la empresa, aunque la SEC también le obliga a formar un nuevo comité de Consejeros Independientes para el cual deberá nombrar al menos a dos personas en los próximos meses.
Las medidas de la SEC buscan “corregir los problemas de conducta” de Musk, dado que además el acuerdo alcanzado también fuerza al Consejo de Administración de Tesla a realizar importantes reformas que permitan “prevenir nuevas disrupciones en el mercado y daños ulteriores a los accionistas”. Con tal acción, la SEC busca evitar que las excentricidades y extravagancias de Musk (y sobre todo su peculiar uso de Twitter) afecten a la cotización de la compañía y, consecuentemente al mercado. Para Musk se acabaron las “alegrías twiteras”.
Pagar 20 millones no supone problema, la Presidencia sí
Musk ha salido bien parado de esta. Desde el punto de vista económico, los 20 millones de sanción que ha de abonar apenas le supone un problema. Tan solo su participación en Tesla supera los 8.900 millones de dólares de valor económico (el 22 por ciento aproximadamente del capital de Tesla). Pagar 20 millones de dólares para él es una mera anécdota. Otra cosa distinta es lo que vaya a deparar en el futuro su salida de la presidencia de Tesla.
Para la firma automovilística se abre un nuevo e interesante período (de tres años cuando menos) que puede contribuir a mejorar su operatividad como empresa. Que la labor de Musk como CEO de la compañía esté supervisada y controlada por otra persona era una acción necesaria, vista la situación que Tesla atraviesa.
Al añadir dos directores independientes más un nuevo presidente al Consejo de Administración de la compañía, cualquier candidato al cargo podría ejercer un poder real y condicionar las decisiones que, como CEO de Tesla, Musk podría adoptar, así como imponer la ejecución de otras.
El acuerdo de Musk con la SEC se produjo después de la importante caída del valor de Tesla en bolsa del pasado viernes, con pérdidas de casi un 14 por ciento (el equivalente a 7.300 millones) en apenas un par de días que comprometían por completo los balances de la compañía y su estabilidad económica en un momento en el cual la marca no puede permitirse semejante descalabro.
En todo caso, se trata de un breve lapso, pues las denuncias de los accionistas de la compañía continuarán su camino y el acuerdo alcanzado no interrumpe la investigación más profunda que el Departamento de Justicia norteamericano lleva a cabo sobre Tesla, Musk y sus actividades.
Con sus comentarios en la red social, Musk provocó una crisis completamente autoinflingida a Tesla. Una crisis que nunca debió de producirse y de la cual aún no se ha recuperado. El errático comportamiento de Musk en los últimos tiempos tampoco ayuda a ello. El éxito de Tesla depende ahora de su marcha como empresa y de su capacidad de poder llevar las innovaciones que la marca promete al mercado de masas. Debe demostrar que es capaz de sostener la producción del Model 3 y del resto de modelos y cumplir con los ratios de producción prometidos y con los elevados volúmenes de entregas comprometidos con miles de clientes que esperan estoicamente que les den su coche.
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