Car Magazine prueba el Porsche 911 GT3 RS y lo define como «intoxicante»
No hay periodista, blogger o aficionado del mundo del motor que no de hasta la camisa por probar cualquier variante de un Porsche (bueno, quizás no todas). Y en esas ocasiones, es cuando se deja de lado toda objetividad y la prueba pasa a ser toda una gozada de adrenalina llevada casi al límite. Los […]
No hay periodista, blogger o aficionado del mundo del motor que no de hasta la camisa por probar cualquier variante de un Porsche (bueno, quizás no todas). Y en esas ocasiones, es cuando se deja de lado toda objetividad y la prueba pasa a ser toda una gozada de adrenalina llevada casi al límite. Los editores de la revista Car Magazine definieron todo esto con una sola palabra que parece que le ve de perlas al 911 GT3 RS: intoxicante.
A pesar de que el GT3 RS no cuenta con una transmisión PDK como otros de sus hermanos, el cambio manual de seis velocidades no desentona en absoluto. Los cambios se realizan mediante un pedal de embrague un poco duro, según dicen, pero así es como debe ser ya que es una característica de los embragues deportivos. Ya sentados al volante del GT3 RS, la vista hacia atrás no se caracteriza por ser demasiado buena, ya que en el vistazo por los espejos retrovisores el gigantesco alerón trasero ocupará todo el campo de visión, a menos que atrás del Porsche venga un BMW.
Por 100.000 Libras, en Gran Bretaña se puede comprar un 911 GT3 RS, lo cual no es poco dinero, pero casi pasaríamos desapercibidos entre los porschistas acérrimos. El coche base se entrega de color blanco y, si se quiere, se puede comprar con los accesorios mínimos, prescindiendo de la radio, por ejemplo. Como bien dicen, si no tienes radio podrás escuchar mejor al maravilloso 3.6. Pero por otro lado, el pasar desapercibido no creo que sea una cualidad de quien se gaste unos 120.000 Euros en un Porsche, ni tampoco en ahorrarse dinero con este coche-capricho. Por unos 140.000 ó 150.000 Euros (siempre refiriéndome al mercado nativo de Car Magazine) tienes el GT3 RS vestido para la ocasión, con una combinación de colores mucho más atrevida.
El veredicto final, además de ser «intoxicante» es que a pesar de los pasos en falso de Porsche (como el Cayenne ¿quizás el Panamera?), el GT3 RS es un coche para celebrar. No consigue la calificación máxima porque su practicidad es limitada, pero no creo que haya muchos a quienes les importe una estrella más o menos. Después de todo, este Porsche es un verdadero coche de carreras que se siente muy a gusto en las pistas y no fuera de ellas.
Vía | Car Magazine
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