¿Por qué nos sorprende la parrilla del BMW Serie 4 pero no la de otros modelos?
¿Realmente BMW ha jugado mal sus cartas con esta nueva parrilla? ¿O simplemente estamos ante una moda que ya estipularon otros?
Muchos han puesto el grito en el cielo tras la llegada del BMW Serie 4 2020, un vehículo del que ya se auguraba una parrilla de grandes dimensiones. Sin embargo, la firma bávara lleva con esta fama de hacer frontales de desmesurado tamaño desde antes de la llegada de la última generación de su deportivo, provocando muchas caricaturas y bromas al respecto por todo internet. No obstante, ¿estamos ante un caso aislado o es una moda común que siguen otras marcas desde hace incluso más tiempo?
Y es que, si nos remontamos unos años, seremos testigos de que fueron muchos los que criticaron sin piedad al BMW Serie 5 E60, pero debemos de reconocer que los riñones de BMW llevan adoptando formas y medidas de todo tipo desde hace mucho antes. Pero no es la única marca que ha jugado con las dimensiones de los frontales de sus retoños.
Si acudimos a Audi y nos fijamos en la evolución de sus modelos durante estos últimos diez años, nos percateremos de que la ya conocida parrilla singleframe no es precisamente una talla pequeña. Esta también se resalta más en los modelos RS, cuyo color negro contrasta a la perfección con la tonalidad de la carrocería pero también realza sus proporciones.
Mismo ejercicio podemos aplicar en otra marca como Hyundai, donde las parrillas de sus vehículos adquieren considerables dimensiones al igual que muchos otros. Y es que podríamos estar todo el día enumerando marcas en las que las proporciones de ciertos elementos de sus integrantes son desproporcionados respecto a otras épocas en las que primaban componentes menos simbólicos y no tanto la estética.
Entonces, ¿cuál es la finalidad de este artículo? ¿Defender a BMW? No, ni mucho menos, simplemente hacer justicia. Justicia que se justifica con la moda, los cánones de diseño actual y lo que demanda el mercado, que no es otra cosa que vehículos voluminosos, imponentes y hasta grotescos en ciertos aspectos. Pero esto no es algo negativo, es simplemente una corriente que se ha impuesto mediante un acuerdo no estipulado entre las marcas -quienes meten un poco con calzador algunas modas- y el público al que se dirigen.
Cierto es que la verticalidad de los riñones de BMW llaman más la atención, pero no estamos más que ante otro ejercicio de diseño que terminará cuajando. Poco a poco seremos testigos de otras modas que, nos gusten más o menos, llegarán para quedarse y seguir pautando esta senda tan fluctuante del sector automovilístico.
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