Por qué la Banatti Green Falcon es la moto ecológica definitiva
Esta moto con carrocería hecha totalmente de bambú cuenta con una batería que le permite recorrer 50 kilómetros y tiene una velocidad máxima de 95 km/h
El reto de conseguir un vehículo totalmente respetuoso con el medio ambiente no es solo algo que quieren conseguir los fabricantes de automóviles, sino que los diseñadores de motos también están dispuestos a afrontar el reto. Así que imagina una moto totalmente ecológica, respetuosa con el medio ambiente. Y no solo porque se trata de una moto totalmente eléctrica, sino porque su carrocería está construida con bambú.
La Banatti Green Falcon es una moto que llega desde Filipinas y desde las manos y la cabeza del artista Christopher Paris Lacson. Su intención es dar a conocer el arte del país, con el uso de este material, pero también la posibilidad de ofrecer una moto totalmente ecológica, con características propias de una moto con motor de combustión.
Hay que tener algo claro, y es que el bambú es el material utilizado en la carrocería, aunque el chasis es metálico. La carrocería pesa solamente 6,5 kilos, lo que favorece su comportamiento en carretera. Además, el cuerpo exterior ha sido diseñado cuidadosamente para que no ofrezca una excesiva resistencia al aire. La carrocería ha recibido un tratamiento con resina epoxi, lo que refuerza la integridad del material orgánico.
La tecnología está muy integrada en la moto, de manera que la batería alimenta el motor eléctrico y ofrece una autonomía de 50 kilómetros. Una cifra que es bastante escasa, pero hay que pensar que se trata de un primer prototipo y se quiere primar el rendimiento ecológico sobre el resto de premisas. La velocidad máxima es de 120 km/h, pero se ha limitado a 95 km/h para mantener la autonomía del medio centenar de kilómetros.
El sistema de frenado, la iluminación y el resto de elementos permiten que todo funcione con seguridad y no afecten a la capacidad de la batería. Una gozada de moto que no tiene demasiado uso práctico, pero que puede ser un buen punto de partida para una movilidad sostenible y no solo por el combustible utilizado, sino también por el material utilizado en su fabricación.
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