Si echabas de menos un Audi SQ5 diésel no sufras más, ABT lo revive con 330 CV
ABT y Audi han vuelto a unir fuerzas para modificar al Q5, un modelo que ha recibido mejoras en tres motorizaciones que ahora culmina la más potente en 330 CV.
Cuando auguramos un artículo relacionado con el preparador alemán, ABT, lo asociamos rápidamente con alguna alocada creación estrechamente relacionada con los vehículos del Grupo Volkswagen. Sin embargo, en esta ocasión estamos ante el resurgir de un modelo que se encargó de marcar un antes y un después, cuyas siglas SQ5 fueron capaces de combinar la deportividad que aporta la denominación «S» con un propulsor diésel. Con la segunda generación del Audi Q5, la firma de los cuatro aros decidió recurrir a un bloque V6 gasolina para alimentar a la variante más deportiva de este, pero ABT ha querido volver a ese primer concepto por sus propios medios.
El preparador germano ha decidido seleccionar tres variantes del SUV de Audi y aplicar en ellas tanto modificaciones estéticas como mecánicas. De esta forma, ABT se ha asegurado ampliar el abanico de opciones para sus clientes, los cuales podrán acceder a importantes mejoras sin la necesidad de adquirir la variante más radical del Audi Q5.
A nivel estético, podemos apreciar como ABT a aderezado el aspecto del SUV de los cuatro aros con un kit más prominente. Gracias a este, se ha acoplado una defensa más voluminosa y agresiva, que incluye unas tomas de aire que se encargan de adelantar un nuevo rango de potencia. Este efecto también lo provoca la zaga, zona que se ha visto condimentada por un spoiler mucho más deportivo y un difusor que se encuentra escoltado por cuatro salidas de escape que anuncian un atronador bramido.
ABT también ha jugado con las llantas, incluyendo unas de diseño propio conferidas por hasta 21 pulgadas. Para contribuir a mejorar el nuevo aspecto más radical del Audi Q5, el preparado alemán ha decidido instalar una nueva suspensión, que se encarga de reducir la altura del SUV desde 35 hasta 65 mm, ofreciendo una estética más radical y un mejor paso por curva que se encargará de conjuntar a la perfección con las modificaciones mecánicas.
En este apartado y como os adelantábamos, ABT ha escogido tres motorizaciones para aplicar un ajuste de tuercas. En una primera instancia, el preparador ha jugado con el corazón diésel 2.0 TDI, el cual ha sido capaz de ascender sus prestaciones desde los 190 CV y 400 Nm de par hasta los 215 CV y 440 Nm de par. El propulsor gasolina 2.0 TFSI también ha sido objeto de modificaciones, por lo que ABT ha conseguido elevar los 252 CV y 370 Nm de par hasta los 300 CV y 420 Nm.
Por último pero no menos importante, nos encontramos con el 3.0 TDI, un V6 capaz de generar la friolera de 286 CV y 620 Nm de par. Gracias a las ansias de ABT por el resurgir de un Audi SQ5 diésel, ahora podemos disfrutar de 330 CV y 670 Nm, unas cifras que se encargarán de ofrecer un duro contrincante no solo para los principales rivales del Audi Q5, sino también para el propio SQ5 de producción.
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