Los vehículos que pasaron por las ITV españolas presentaron 3,4 millones de defectos en la carrocería, de los cuales 531.000 fueron considerados graves.
8 claves a tener en cuenta para cuidar la estética del vehículo y aumentar la seguridad
Prestar atención a los pequeños desperfectos en el exterior del coche no es sólo cuestión estética, también afecta gravemente a la seguridad de tu vehículo.
Cuidar la apariencia estética de tu vehículo es una manera más de incrementar la seguridad del mismo, puesto que vigilar el estado exterior del coche y su imagen es una buena manera de incentivar el mantenimiento del vehículo en buen estado.
Prestar atención a los pequeños detalles estéticos y a los posibles defectos que se producen en el exterior de los coches implica una revisión de los mismos. Revisión que, aunque sea únicamente visual y no afecte directamente a los elementos de funcionamiento del mismo, puede prevenir de posibles problemas que se están produciendo en nuestro coche que inciden o pueden llegar a incidir de manera clara en las condiciones de seguridad del mismo.
La situación no es nueva. En España, más de 20 millones de vehículos son sometidos a inspección técnica todos los años. Dos de cada 10 vehículos que deben pasar la ITV no se presentan a la misma y algo más de 4,1 millones de vehículos, el 20 por ciento de los que sí lo hacen, son rechazados en su primer examen por defectos graves o muy graves. Y de los 16 millones de vehículos restantes, independientemente de su edad o antigüedad, muchos de ellos presentan uno o más defectos leves que si bien no implican una suspensión de su capacidad circulatoria sí que, a la larga, pueden provocar problemas que afectan claramente a la seguridad vial.
Todo ello hace que de cada 10 coches que hay en circulación, casi la mitad presenten problemas o deficiencias leves que pueden comprometer de uno u otro modo la seguridad vial. Deficiencias leves que si bien una vez detectadas hasta ahora no obligan a inmovilizar el vehículo (como en las deficiencias muy graves) o a tener que pasar de inmediato por el taller para efectuar la reparación (deficiencias graves), sí que obligan al propietario a subsanarlas, puesto que tal y como se indica claramente en el reverso del documento que se entrega al superar la inspección, es necesario corregir los defectos leves detectados lo antes posible.
¿Por qué? Pues básicamente por cuestiones de seguridad. Tanto de seguridad vial como de la seguridad de tu cartera, porque si la Guardia Civil detiene tu marcha, los agentes pueden multarte por seguir circulando sin haber reparado los defectos leves detectados en la inspección. Y en cuanto a la seguridad vial, conviene recordar que la persistencia de un defecto leve puede terminar generando a la larga un defecto de mayor gravedad que comprometa la seguridad tanto del funcionamiento del vehículo como de los ocupantes y del resto de usuarios de la vía.
Y con la nueva normativa que entra en vigor este próximo mes de septiembre, los técnicos de las ITV pueden decidir declarar al vehículo no apto para la circulación si consideran que la acumulación de los efectos combinados de distintos defectos leves suponen una razón suficiente como para comprometer la seguridad vial. Así que si bien el viejo rumor de que la acumulación de un número “x” de defectos leves (5, 10,…) obligaba a las ITV a denegar la autorización de circulación del vehículo afectado no es rigurosamente cierta, sí que puede llegar a impedir que sigas utilizando tu coche en las vías públicas.
En todo caso, se trata de mantener el coche en el mejor estado posible. La revisión visual de su exterior nos delatará posibles defectos que se están produciendo y que, a la larga, pueden llegar a suponer importantes problemas de seguridad. Estos son algunos de esos defectos.
Mal estado de la carrocería y elementos exteriores del vehículo
Vigila que la “chapa” del vehículo no presente golpes y que sus elementos decorativos estén firmemente sujetos a la misma. Las picaduras en la chapa afectan gravemente a la pintura y a los elementos que esta contiene para proteger la carrocería de efectos tan devastadores como la corrosión. Es igualmente importante que tampoco haya posibles aristas afiladas o cortantes al igual que elementos sueltos que puedan provocar otro tipo de problemas, como pueden ser los que provoquen falta de visibilidad en el conductor al desprenderse mientras circulamos parte de los mismos.
Por otra parte, el hundimiento de la chapa o de los paragolpes en determinadas partes del coche a consecuencia de los pequeños golpes que a diario se producen en aparcamientos o como consecuencia de pequeños incidentes de menor gravedad pueden esconder tras de sí problemas ocultos en distintos componentes mecánicos. Si tu coche ha sufrido alguno de estos alcances, no dejes de acudir a un mecánico que revise convenientemente si hay algún defecto oculto tras ellos que haya deteriorado algún otro elemento.
Verifica el correcto funcionamiento de las luces
La consideración de este defecto en las ITV esta consignada como grave, pues afecta directamente a la seguridad vial durante la conducción del vehículo. Es normal que las bombillas se fundan, o que alguno de los fusibles falle, especialmente en los modelos más antiguos. En los nuevos comprueba que los distintos puntos LED que componen los proyectores funcionen correctamente. Igualmente, comprueba la limpieza de las cúpulas y cristales de las diferentes ópticas del vehículo, así como su integridad. Una rotura en una de ellas permite que el agua penetre en su interior y el resultado de mezclar agua y electricidad no es nada bueno para el sistema eléctrico de tu vehículo.
Igualmente no dejes de verificar el alcance de las mismas y su correcto reglaje. La gran mayoría de los coches ya dispone de elementos que permiten fácilmente variar manualmente la altura y alcance de los haces de luz y verificarlo apenas lleva unos minutos. Recuerda que por la noche en la carretera es importante ver bien lo que tenemos por delante y que al reglarlas debes tener en cuenta que hay tanto luces largas como cortas.
En determinados modelos se incluyen igualmente elementos para limpiar los cristales de los faros. Comprobar su estado y buen funcionamiento también es una importante labor de mantenimiento que debes realizar para garantizar tu seguridad. Elimina las manchas o adherencias de elementos extraños que se hayan podido producir en la superficie de las ópticas. Crearán zonas de sombra en determinados puntos de la calzada.
Lunas y cristales, cada vez más importantes
La superficie acristalada del coche aporta casi el 30 por ciento de la rigidez estructural del vehículo, y son un elemento fundamental para garantizar la seguridad de cuantos viajan a bordo. Cualquier desperfecto en ellas (picaduras, “pelos” internos, grietas en la superficie,…) supone una importante merma en su capacidad de resistencia y aumentan considerablemente los daños que podemos sufrir si el coche vuelca o tiene un accidente. En estos casos, no te la juegues e instala una nueva lo antes posible.
En las lunas de los coches más modernos, se integran cada vez más elementos tecnológicos relativos a los sistemas ADAS de seguridad. La alteración de una luna puede suponer igualmente la alteración del correcto funcionamiento de estos sistemas. El impacto de una china en el parabrisas, además de astillarlo o debilitarlo, también puede haber deteriorado los sensores y sistemas integrados. La revisión de los expertos también es cada vez más necesaria, tanto en el parabrisas como en la luneta posterior.
En los coches más antiguos, la continua acción del polvo en suspensión y de los limpiaparabrisas ha podido provocar microrayados que afecten notablemente a las condiciones de visibilidad a través del mismo, especialmente cuando llega la noche y es hora de utilizar las luces. Además de posibles efectos visuales la distorsión de las luces que estos microrayados provoca pueden facilitar que el conductor cometa errores de apreciación y cálculo en la conducción nocturna.
Limpiaparabrisas: los grandes olvidados
Nos acordamos de ellos sólo cuando llueve y vivimos en un país con amplias zonas de pluviosidad muy reducida. Eso provoca que cuando precisamos usarlos la composición de sus gomas esté deteriorada por la actuación del sol y estas se quiebren y rompan con facilidad. El desgaste de las escobillas, su “cristalización” o rotura puede provocar rayajos en el parabrisas que terminarán afectando a la visibilidad del conductor antes de lo que crees. Revisarlos habitualmente es una labor sencilla y metódica que apenas lleva unos segundos. Al hacerla recuerda que también puede que tu coche tenga escobilla en la luneta trasera.
Limpieza: mejor a mano que a máquina
La limpieza y encerado de la carrocería ayuda a conservar la pintura y los componentes de esta que se encargan de proteger la carrocería. Si lavas el coche, mejor hacerlo a mano que a máquina, pues las escobillas de los lavados automáticos a la larga terminan rayando la pintura. Si utilizas lanzaderas de agua a presión, evita aplicar en exceso y a corta distancia el chorro de estas sobre zonas donde haya picaduras o sobre las zonas donde la matrícula del coche pueda estar deteriorada, puesto que puedes terminar por levantar parte de la pintura del mismo. Elimina los restos de mosquitos y, muy especialmente, las cagadas de los pájaros pues su descomposición sobre la carrocería acelera los procesos de corrosión en la misma.
Vigila la salida de los gases de escape
Es de las cosas que más van a controlar las autoridades en los próximos tiempos. Controlar si por el tubo de escape salen humos en exceso, así como el color del mismo es importante, porque puede permitirte saber como “respira” el motor de tu coche. Humos negros, blancos y azules, indican irregulares excesos de consumo de combustible o de aceite en el coche, así como posibles problemas en los elementos de filtrado asociados a la mecánica. Incluso a coche parado puedes saber si tu coche tiene problemas, pues basta ver qué tipo u que volumen de residuos quedan en los bordes del tubo de escape para ver su origen y naturaleza.
Neumáticos, el elemento clave
Nunca nos cansaremos de repetirlo. Los neumáticos son el elemento clave del automóvil, puesto que es lo único que te mantiene pegado al suelo mientras circulas. Comprobar visualmente su estado y presión apenas lleva unos segundos. Comprobar que no tienen defectos, especialmente en los flancos y laterales, —las zonas más críticas— es sencillo. Y verificar que no tienen piedras o elementos incrustados en las bandas de rodadura evitará sustos y graves problemas con el coche en movimiento.
Recuerda que estirar su vida útil tiene un límite y que en todas las ocasiones ahorrar unos euros en la reposición del neumático provoca accidentes y sustos cuyas consecuencias son mucho más caras y lesivas.
Matrícula arañada o en mal estado, un caro defecto
Circular con la matricula suelta, sin ella o con defectos que impidan su lectura puede llegar a costarte hasta 200 euros. Es obligación de todo conductor “verificar que las placas del vehículo no presentan obstáculos que impidan o dificulten su lectura e identificación”. Y de nada va a servirte alegar que las bicicletas y motocicletas que también circulan por las ciudades carecen de ellas y nadie les multa, porque la Ley de Tráfico sí indica específicamente que tu coche debe hacerlo.
Comprueba igualmente que no haya sido alterada o manipulada para impedir la identificación, por entonces la infracción pasaría a ser muy grave y la sanción podría alcanzar incluso los 6.000 euros y costarte 6 puntos del carnet. Y eso es mucha diferencia si tenemos en cuenta que una placa de matricula nueva apenas cuesta 30 euros.
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