Mitsubishi Space Star 120 MPI Motion, prueba (diseño exterior, interior y maletero)

Tras tratar con detalle el comportamiento dinámico del pequeño Mitsubishi, es el momento de conocer sus aptitudes prácticas.

Analizamos también el diseño interior y exterior del urbanita japonés, que se ha renovado por completo en esta nueva generación.

Diseño exterior

El diseño exterior del Mitsubishi no muestra grandes alardes, ni líneas extremadamente llamativas. Los responsables de la marca tampoco lo han pretendido. El Space Star es un vehículo de corte global, que se ha comenzado a vender en multitud de mercados, siempre con un enfoque humilde, sin grandes pretensiones.

El pequeño Space Star es un vehículo con un tamaño de 3.71 metros, lo que le convierte en uno de los más compactos del mercado español. Es, además, relativamente estrecho (1.66 metros), aunque suficientemente alto (1.49 metros). Estas medidas, junto con una distancia entre ejes de 2.45 metros se traducen en un aspecto de «mini-monovolumen», similar al de otros modelos del mercado como el Hyundai i10, el Nissan Micra o el Suzuki Celerio.

El frontal del Mitsubishi es muy simple, siendo los faros lo que más destaca del conjunto, debido a su gran tamaño. Son, por cierto, de tipo halógeno, y ofrecen una iluminación suficiente, aunque no demasiado holgada. No existe una parrilla como tal, limitándose tan sólo a una pequeña entrada de aire en la parte superior del salpicadero, combinada con otra de mayor tamaño en la parte baja del morro. Los antinieblas, de serie, se sitúan en los extremos, conformando una imagen simple pero agradable, sin estridencias.

La vista lateral no deja lugar a dudas, nos encontramos ante un coche muy sencillo, ya que ni siquiera existe ningún tipo de moldura, ya sea entre las ventanillas de las puertas delantera y traseras o en forma de listón en la parte inferior de las puertas. El único alarde estético lo encontramos en los espejos retrovisores con intermitente LED incorporado, así como una pequeña moldura en forma de salida de aire que han tenido a bien colocar en la aleta delantera. Una cintura claramente ascendente hace que la imagen final de la impresión incluso de un vehículo «sobreelevado» en su eje trasero, algo que no es así.

Por último, la trasera, de diseño también fácil, no deja lugar a alardes a los diseñadores. Un paragolpes de una sola pieza y sin molduras rodea toda la parte trasera, integrando también una preforma donde se coloca la matrícula. El portón del maletero, de pequeño tamaño, tiene una altura que se podría considerar como algo elevada, ya que hace que tengamos que elevar demasiado los bultos que intentamos meter en el espacio de carga, espacio de carga que luego se hunde hacia abajo. Los grupos ópticos tienen un tamaño contenido, y con su forma redondeada ayudan a ofrecer una imagen desenfadada.

Diseño interior

En el interior, el panorama es una continuación de lo que ya nos adelanta su carrocería. Con un aspecto simple y ordenado, el Mitsubishi ofrece un habitáculo acogedor en el que cuatro personas se sentirán medianamente cómodas (5 sufrirán de una anchura algo justa).

El salpicadero destaca por su diseño desenfadado, con líneas curvas, sin grandes despliegues. Todo está a mano una vez nos acomodamos en el puesto del conductor, donde es fácil encontrar la postura correcta gracias a los amplios ajustes tanto del volante (altura y distancia) y asiento, éste último capaz de regular la inclinación del respaldo y altura de la banqueta, aunque no ofrece una regulación de la altura del asiento completo.

Todo lo que toca el conductor ofrece una buena sensación de calidad, gracias al tapizado en cuero del asiento y palanca de cambios. Además, el feedback de interruptores y botones como los mandos de los intermitentes o los del climatizador es muy bueno, lo que supone un buen punto positivo para el pequeño japonés. A un coche de este segmento no se le pueden pedir grandes florituras, y como es lógico, no encontramos ni plásticos blandos ni apliques metálicos en el interior. No obstante, se puede vivir con ello pese a que es verdad que el interior del Space Star no es el más moderno del segmento, donde alternativas como el Peugeot 108, el Renault Twingo o el KIA Picanto le superan en imagen y atractivo.

La instrumentación es extremadamente simple. Tan sólo disponemos de dos relojes, un tacómetro tarado hasta los 200 km/h y un pequeño cuentarrevoluciones cuya zona roja comienza en las 6.500 rpm. A la derecha del tacómetro encontramos un «indicador ECO» compuesto por tres LED verdes y uno naranja que nos va indicando en tiempo real lo poco o muy eficientes que estamos siendo, aunque en realidad se rige exclusivamente por lo que pisemos el acelerador.

La visibilidad es buena sobre todo hacia delante y hacia los lados. Los retrovisores tienen un tamaño suficiente, y bien regulados prácticamente no dejan lugar al ángulo muerto, aunque la luneta trasera es algo pequeña, algo inherente a la concepción del pequeño japonés.

Maletero

El maletero tiene una capacidad base de 235 litros, lo que supone encontrarse en la media del segmento, superado por modelos como el Nissan Micra o el Hyundai i10, pero superando a rivales como el KIA Picanto o el Renault Twingo.

Es posible plegar los respaldos de los asientos posteriores en proporción 60:40, lo que nos da una capacidad total que asciende a 912 litros. No obstante, hay que remarcar que la superficie resultante no es plana, ya que se forma un pequeño escalón entre el suelo del maletero y la parte posterior de los asientos.

Al ser un vehículo con formas bastante «cuadradas», el Mitsubishi tiene un espacio de carga bastante aprovechable, algo que siempre suma puntos a la hora de valorar un vehículo con voación eminentemente práctica.

Fotografías | Daniel Valdivielso