Fiat Bravo 2.0 M-Jet 165 CV Super Sport, prueba (parte II)
Uno de los mayores cambios con respecto al modelo anterior es que en este nuevo Bravo no hay posibilidad de 3 puertas. Esto significa que ha habido un cambio claro de objetivos de venta y ahora la marca ya no intenta seducir a los más jóvenes con un coche deportivo, sino que ya son algo […]
Uno de los mayores cambios con respecto al modelo anterior es que en este nuevo Bravo no hay posibilidad de 3 puertas. Esto significa que ha habido un cambio claro de objetivos de venta y ahora la marca ya no intenta seducir a los más jóvenes con un coche deportivo, sino que ya son algo más veteranos los que apuestan por este coche.
Esto unido a lo que ya comentamos cuando hablamos de sus prestaciones sobre la amortiguación más blanda y otros elementos diferenciadores, nos indican que Fiat sigue los pasos de Seat, evitando que el Bravo quite competidores al Grande Punto por el número de puertas. La cosa está clara: ¿que quieres un Fiat de 3 puertas? Punto o Grande Punto sin dudarlo. ¿Que quieres un Fiat de 5 puertas? podrás elegir entre el Grande Punto y el Bravo que comentamos. Pero estos no son los únicos elementos diferenciadores, en el interior también encontraremos más.
Diseño exterior
Parece que el nombre Bravo lo asociamos a curvas más redondeadas, pilotos esféricos y un estilo en general marcado por las líneas propias de Fiat. Mi sensación es que probaron con el Stilo y no le gustó al público (viendo el Bravo de ahora a mi tampoco, aunque en su día sí) y quisieron solventar el error lanzando el Bravo II. Tiene muchas similitudes con el anterior Bravo, aunque también hereda del Stilo, su inmediato antecesor.
El frontal ha cambiado mucho. Ahora los faros antiniebla ocupan su propio espacio y no lo comparten con los faros de posición y cruce. Todo un acierto cuando además están dotados de la función cornering que se ilumina del lado correspondiente con el giro del volante a baja velocidad. Esto no significa que sean faros direccionables pero ayuda mucho a la conducción. Aunque la calandra tiene la misma superficie de entrada de aire, se ha decorado con rebordes plateados y con líneas más redondeadas, al igual que los faros, donde ahora se diferencian perfectamente dos esferas que alojan las luces de cruce y carretera.
La parte trasera es totalmente diferente. La posición de la matrícula se ha bajado, las luces de marcha atrás y antiniebla se han eliminado de la parte superior y se han reducido a la unidad y los pilotos y luces de freno siguen formando una forma geométrica pero donde antes era una flecha, ahora forman una esfera ligeramente alargada. Pero lo más notorio son los tubos de escape. Aunque esta versión incluye dos tubos con salida cromada en horizontal, en otras versiones de menor potencia, se ha conseguido esconder la salida para evitar que se viera un tubo feo. Todo un acierto. El color azul que a priori puede no convencer, con el paso del tiempo (y eso que únicamente lo tuvimos una semana) termina siendo bonito cuanto más se mira y, sobre todo, llamando la atención. Como colofón, los cristales de opacos privacidad terminaban de llamar la atención y que la gente lo mirara con buenos ojos.
De perfil claramente recuerda al Grande Punto pero con más longitud. En total son 4,34 metros de largo, 1,79 de ancho y 1,50 de alto. Las llantas de 18 pulgadas junto con las pinzas de freno en rojo le dan un aspecto deportivo y señorial a la vez. Los faldones también ayudan a que las sensaciones sean realmente buenas y haya ganas de adentrarse en su interior.
Diseño interior
Al abrir la puerta claramente vemos una mejoría en los acabados. Sigue siendo plástico, pero de calidad y el salpicadero imita la fibra de carbono en la parte del pasajero. Los asientos de alcántara y tela son de buena calidad y el aspecto interior en general ha ganado en elegancia, pero con dotes deportivas como son los pedales y reposapie en plata.
Los asientos a priori son bastante cómodos, aunque cuando estamos sentados durante mucho rato, de no ser por el ajuste lumbar del asiento del conductor la espalda sufriría mucho. El pasajero no correrá la misma suerte, ya que no existe ni como opción así que algo de paciencia y a parar cada poco tiempo en viajes largos. No hay más remedio.
Los mandos no cambian, todo está en su sitio pero con un plástico lacado que le entrega elegancia. La radio sigue estando integrada en el salpicadero, donde encontraremos el botón City que hará mucho más suave la dirección si cabe que en modo normal. Su antecesor lo llevaba cerca del freno de mano y era indispensable, pero en este caso, no es necesario activarlo si no se va a hacer muchas maniobras. Sí he notado un cambio que no le veo mucho sentido. En el cuadro de instrumentos la esfera de las revoluciones está a la derecha, mientras que la velocidad se muestra a la izquierda. En el Stilo están cambiadas, algo que veo más lógico puesto que de un golpe de vista tendemos a mirar a la parte derecha del tablero, donde según mi juicio personal, debe aparecer la velocidad. En carretera, ésta es más importante que la velocidad de giro del motor.
La amplitud de los asientos es claramente notoria. Los cuatro adultos e incluso cinco se pueden acomodar perfectamente en los asientos, aunque siempre irán mejor los de las plazas delanteras, principalmente por el espacio de las piernas de las plazas traseras. El tercer reposacabezas trasero se ofrece como opción por 75 euros y el brazo central por 100 euros. Por este precio merece la pena considerarlo a incluir para no arrepentirnos cuando no haya remedio.
Sus 400 litros de maletero lo hacen situarse por encima de la media en su segmento e incluso hacer frente a las berlinas más pequeñas. Su capacidad de abatir los asientos lo llevan hasta los 1.175 litros que no llega a destacar tanto. Levantando el suelo del maletero encontramos la famosa galleta que ocupa poco espacio y todos los aparejos necesarios para el cambio. El otro día me comentaba un familiar que los coches ya no traen una rueda de repuesto del mismo tamaño y es que, la tecnología avanza y los neumáticos son más difíciles de romperlos. Eso sí, el que se lo propone, lo rompe.
En general se gana en calidad y donde antes la guantera refrigerada estaba delante del pasajero, ahora está en el brazo central. La elegancia se deja notar en los acabados y la sensación es acogedora en un coche que invita a quedarse sentado y hacer kilómetros sin rumbo. Personalmente me he llevado buenas sensaciones y aplaudo la línea que está siguiendo Fiat en sus modelos cada vez más.
En la última parte hablaremos de equipamiento, el precio y sobre todo la valoración del coche desde nuestro punto de vista, si es o no recomendación para compra o si por el contrario existen otros modelos de la competencia que pueden tenerse en cuenta.
Fotos | Javi Vicente
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