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Chevrolet Volt, prueba (Diseño exterior, interior y acabados)
Segunda parte de la prueba del Chevrolet Volt, un eléctrico de autonomía extendida. En esta segunda parte de la prueba analizamos el diseño exterior del Volt, el espacio que ofrece a los ocupantes y todo sobre el interior y maletero del coche.
Continuamos con la prueba del Chevrolet Volt, este eléctrico de autonomía extendida. En la primera parte tratamos todo lo relacionado con su sistema de propulsión eléctrico, su respuesta al volante y el proceso de carga de la batería. En esta segunda parte vamos a valorar el diseño de su carrocería y de su habitáculo, así como la calidad de sus acabados y de los materiales con los que está fabricado.
Diseño exterior
La imagen poco convencional y hasta cierto punto futurista es uno de los rasgos más característicos del Volt. Es uno de esos coches que llaman la atención en la calle tanto por su diseño como por su exclusividad, rara vez se ve uno circulando. Por fuera, la imagen del Volt recuerda a la de las musculosas y agresivas berlinas americanas. Particularmente, me recuerda a la película ‘Transformers’. Quizá por el toque futurista de todo el conjunto, creo que el Volt no desentonaría en una nueva entrega de la saga de los robots alienígenas que adquieren forma de todo tipo de automóviles.
En el frontal del Volt sobresale su parrilla cerrada, sin entradas de refrigeración y las luces diurnas y los faros antiniebla de LED, que forman parte de unos grandes conjuntos de líneas rasgadas. La zona trasera está claramente dividida en dos por el portón del maletero, de color negro y con unos modernos pilotos de LED. También puede ser negro, como en nuestra unidad de pruebas, el techo. La luz de marcha atrás y la antiniebla trasera van ubicadas en el centro del paragolpes, una zona más expuesta que si estuvieran en el conjunto de los pilotos.
En la parte alta del portón del maletero hay un alerón integrado, que cumple funciones tanto estéticas como aerodinámicas. Toda la carrocería queda cerca del suelo, especialmente el frontal y, algo menos, los laterales. Los espejos retrovisores exteriores tienen indicadores de dirección LED. Las llantas de aleación son de cinco radios y 17 pulgadas. Van montadas en unos neumáticos Michelin Energy Saver de baja resistencia a la rodadura, de medidas 215/55 R17.
La toma de recarga eléctrica está situada en la aleta delantera izquierda, mientras que la tapa del depósito de combustible está en el lado derecho, entre el paso de rueda trasero y el piloto. La carrocería está disponible en siete colores: blanco (‘Summit White’), plata (‘Silver Ice’), gris (‘Cyber Grey’), negro (‘Black’), rojo (‘Crystal Red’), verde (‘Viridian Joule’) y azul (‘Blue Topaz’). Todos ellos, salvo el blanco y el negro, tienen sobrecoste —540 u 820 euros—.
Diseño interior, habitabilidad y acabados
El cierto toque futurista del exterior del Volt se mantiene en el habitáculo, sobre todo en lo que se refiere a las consola y las dos pantallas de siete pulgadas que hay en el salpicadero y el cuadro de instrumentos. La de la consola central es táctil.
Desde el puesto de conducción del Volt, se tiene acceso a un elevado número de botones y mandos. Esta gran cantidad de ellos puede resultar algo abrumadora en un primer instante pero uno termina acostumbrándose a los pocos días. La posición al volante es buena para un variado espectro de conductores gracias a los amplios reglajes del asiento y el volante.
En el habitáculo del Volt, todo queda a mano del conductor. Éste recibe mucha información mediante las dos pantallas. La que hay tras el volante da forma al cuadro de instrumentos, muy alejado de uno convencional. Muestra la carga de la batería o el estado del depósito de combustible, la autonomía en ambos casos y la conjunta, la velocidad a la que se circula, los kilómetros totales recorridos, la posición de la palanca de cambios y la información del ordenador de a bordo —hay dos parciales con kilómetros recorridos, litros de gasolina gastados y consumo medio—.
En la parte baja hay un menú con varios iconos, que muestran según se seleccione el ordenador (A y B), información del navegador, el estado del aceite o la presión de los neumáticos. Junto a él, en la parte derecha de la pantalla, aparece un indicador que mide la suavidad con la que se acelera y se frena. Tiene forma circular y se desplaza hacia los extremos cuanto más intensamente se pise el pedal del acelerador o el del freno. Lo más aconsejable es que esté el mayor tiempo posible cerca de la zona central de la escala, ya que esto implica que se consuma poco en las aceleraciones y se recupere mucha energía cinética en las deceleraciones.
En la pantalla de la instrumentación también aparecen los modos de conducción —‘normal’, ‘sport’, ‘montaña’ y ‘retener’—, cuya selección se realiza mediante un mando que hay justo encima del botón de encendido del coche en la consola, con el texto ‘Drive mode’.
Por su parte, la pantalla táctil que hay en la parte central del salpicadero permite manejar desde el equipo de sonido o el sistema de climatización hasta el navegador. Una de sus funciones principales es que el conductor pueda gestionar y recibir toda la información relacionada con el sistema de propulsión eléctrico. Así, tras pulsar un botón con el dibujo de una hoja, ubicado junto al de los modos de conducción, se accede al menú ‘Flujo de energía’. También se puede llegar a otros dos menús, pulsando sobre sus nombres: ‘Cargando’ e ‘Info de energía’.
En el menú ‘Flujo de energía’ se puede ver un dibujo que muestra qué motor está en funcionamiento y mueve las ruedas y cómo se carga la batería en las frenadas. También muestra el estado de carga de la batería en base a una escala de diez partes. El menú ‘Cargando’ muestra información sobre el tiempo de carga a 230V y permite elegir el modo de recarga, entre tres diferentes que ya comentamos en la primera parte de la prueba. Son ‘De inmediato al enchufar’, ‘Demorada según hora de salida’ y ‘Demorada según tasas eléctricas y hora de salida’.
El menú ‘Info de energía’ tiene tres opciones: consumo de energía, eficiencia de energía y consejos de eficiencia. En el primer caso informa sobre los kilómetros recorridos en modo 100% eléctrico o con el motor de gasolina en funcionamiento, los kilómetros totales, los kWh usados, los litros de gasolina gastados y una media de consumo. En el segundo caso se muestra la eficiencia del estilo de conducción y el ajuste de la climatización y en el tercero se dan consejos sobre el estilo de conducción, la posición de la climatización y la carga/mantenimiento del vehículo.
Dejando de lado las peculiaridades por su sistema de propulsión, y si únicamente valorando su habitabilidad, calidad de interior y capacidad de maletero, podemos afirmar que el Volt es una buena elección porque tiene un interior amplio y realizado con buenos materiales y ofrece un maletero correcto. Eso sí, una posible limitación es que únicamente tiene cuatro plazas. No es posible, ni siquiera en opción, disponer de tres plazas detrás. Entre los dos asientos posteriores hay una zona para dejar objetos.
El espacio disponible en el habitáculo viene condicionado por la silueta de la carrocería, cuya caída es pronunciada en la parte posterior del techo. Esto implica que las personas de 1,80 metros llegarán a rozar con su cabeza en el tapizado del techo.
Los asientos del Volt son cómodos y sujetan bien el cuerpo en las curvas. Sus buenas características permiten realizar viajes largos sin que el cansancio haga acto de aparición muy pronto. El acceso al habitáculo es muy cómodo tanto delante como detrás gracias a que las puertas se abren mucho y el espacio que queda para pasar dentro es amplio.
El interior del Volt está realizado con materiales de buena calidad. Los ajustes entre las diferentes piezas son correctos. Los mandos tienen buen tacto. Los botones táctiles que hay en la consola, muy numerosos, funcionan bien porque no es necesario hacer mucha presión sobre ellos para dar la orden. Algunos botones y mandos son comunes con otros modelos de Chevrolet y Opel. Es el caso, por ejemplo, del volante y los mandos tras la columna de la dirección.
Todo el habitáculo del Volt está iluminado con LED, presentes también en las luces de lectura. Hay buenos detalles, como que los dos parasoles tengan luz, y otros no tanto, como por ejemplo la ausencia del asidero para agarrarse en el lado del acompañante delantero o que la tapa del depósito de combustible haya que abrirla mediante un botón del interior. Además, queda un poco escondido en la parte interna de la puerta del conductor.
Huecos y maletero
En el Volt hay muchos espacios destinados a dejar objetos, desde los de las puertas, de buen tamaño, hasta el de debajo del reposabrazos central delantero o uno con tapa que hay tras la pantalla del salpicadero. Ahí hay una toma de 12V para conectar aparatos electrónicos.
Tras la palanca de cambios hay otro hueco, igual que delante de ésta. Este último es parecido al que tienen algunos modelos de Volvo ya que se puede acceder a él por los laterales. La guantera no es muy grande. En las plazas traseras, además de la bandeja de buen tamaño y los dos espacios para bebidas que se ubican entre los asientos, hay dos pequeños espacios en las puertas.
El maletero del Volt tiene una capacidad de 310 litros. Aunque es una cifra claramente menor que la modelos similares, como por ejemplo un SEAT Toledo (550 litros) o un Volkswagen Jetta (510 litros), es muy aprovechable por sus formas cuadradas y por la posibilidad de colocar el equipaje hasta el cobertor elástico o hasta que pegue con el portón. En parte no es un maletero muy grande porque bajo el piso se aloja la batería, el cargador portátil, el equipo de reparación de pinchazos, una pequeña dotación de herramientas y los triángulos de emergencia.
Un inconveniente del diseño del Volt es que parte de lo que se deje en el maletero quedará a la vista, ya sea a través del portón —–la parte oscurecida no es completamente opaca— o a través de los asientos traseros, ya que hay un espacio entre los respaldos. Eso también supone un peligro ya que, si se llevan pequeños objetos en el maletero, alguno puede moverse y llegar al habitáculo por ese espacio ente los asientos.
La pieza para cubrir el equipaje es de material textil y hay dos perchas para bolsas y cuatro argollas para poder sujetar una red y fiar así los objetos a transportar. El portón, una vez abierto, queda bastante alto por lo que hay que tener cuidado al manipularlo en garajes bajos. El portón se cierra sin dificultad aunque es algo pesado.
En la tercera parte de la prueba del Chevrolet Volt os daremos detalles de su equipamiento, os explicaremos qué sistemas de seguridad tiene y os informaremos sobre el precio de venta en España. Finalizaremos la prueba de este eléctrico de autonomía extendida gemelo del Opel Ampera con nuestra particular valoración de todo el conjunto.
Fotos | Jaime Arruz y Equipo de pruebas
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