Audi Q5 3.0 TDI, prueba (motor, prestaciones, comportamiento, consumo)
Esta semana probamos uno de los SUV más deseados del segmento medio Premium. Hablamos del Audi Q5 que, en esta ocasión, está propulsado por un motor 3.0 V6 TDI de 245 CV que le otorga unas brillantes prestaciones y unos buenos consumos en cualquier situación.
Esta semana nos ponemos al volante de uno de los SUV premium más deseado y exitoso del mercado. Hablamos del Audi Q5, que combinado con un propulsor 3.0 TDI, se convierte en un auténtico «coche para todo«.
En este primer artículo hablaremos de todo lo relativo a su técnica, repasaremos su comportamiento y haremos cuentas con sus gastos. ¿Nos acompañas?
Motor y prestaciones
El Q5 que nos ocupa monta uno de los motores más potentes disponibles en la gama del SUV medio del fabricante de los cuatro aros. Con arquitectura V6, este 3.0 litros es uno de los propulsores más conocidos dentro del grupo Volkswagen, y le ha reportado a la marca pingües beneficios tras montarse en numerosas plataformas, marcas y modelos. El 3.0 TDI se puede encontrar en modelos tan variopintos como un Audi A4 o un Porsche Cayenne, pasando por un VW Phaeton.
El propulsor 3.0 TDI le sienta como anillo al dedo al Q5
Asociado a una transmisión automática de doble embrague y 7 velocidades, el Q5 se mueve con total soltura gracias a los 245 CV y, sobre todo, al monstruoso par de 580 NM que le permite recuperar y ganar velocidad con una facilidad pasmosa. Con el Q5 3.0 TDI, los adelantamientos y las incorporaciones son un mero trámite.
El Q5 puede presumir de unas prestaciones a la altura de auténticos deportivos, con una aceleración de 0 a 100 km/h en sólo 6.5 segundos. La velocidad máxima está cifrada en 225 km/h, lo que da buena cuenta de la capacidad de empuje de este motor.
Comportamiento
En este apartado, vale la pena puntualizar antes que «nuestro» Q5 equipaba cierto equipamiento extra que puede influir en el comportamiento del vehículo. El primero son unas llantas de aleación de 20 pulgadas (245/40/R20), y el segundo es el sistema Audi Drive Select, que permite variar la respuesta del acelerador y la dirección, así como de la amortiguación -en caso de montar la amortiguación pilotada, que no era nuestro caso-.
Por eso, es posible que no todos los Q5 tengan un comportamiento exactamente igual, máxime cuando es posible adquirirlo tanto con tracción delantera como con tracción total.
En cualquier caso, es evidente que el comportamiento básico del Q5 es más que correcto. Estamos hablando de un vehículo con chasis muy bien puesto a punto que cuenta con un esquema McPherson en el eje delantero y eje multibrazo en el trasero. La amortiguación tiene un tarado tirando a rígido, lo que le aporta una buena estabilidad en vías rápidas.
Pese a que la dirección, de asistencia electrohidráulica, no es todo lo informativa que nos gustaría -en un SUV tampoco es un factor fundamental-, el paso por curva es satisfactorio para un SUV que ronda las 2 toneladas, sin que el Q5 descomponga su trayectoria. Si forzamos más la situación, el Q5 nos responderá con un subviraje que se resuelve mediante la acción del ESP y aflojando la presión sobre la dirección y el acelerador.
Es un coche con un comportamiento eminentemente rutero, pensado especialmente para desenvolverse a altas velocidades por vías perfectamente asfaltadas, donde el Audi nos recompensará con una estabilidad envidiable y un aplomo digno de una gran berlina.
En campo el Q5 está «condenado» a no salir de pistas en buen estado y terrenos con no muchas imperfecciones, ya que no dispone de ningún sistema que nos ayude a excepción de la tracción total permanente y un asistente de descenso que, todo hay que decirlo, funciona muy bien. Sin embargo, esto no implica que el Q5 sea una máquina muy divertida en campo gracias a su potencia y par, que le permiten avanzar sin complicaciones.
Consumo
El consumo del Q5 se podría calificar de «bueno» en casi cualquier situación. Hay que tener en cuenta que es prácticamente imposible no sumar a los consumos oficiales aproximadamente dos litros, lo que nos arroja una cifra en carretera que ronda los 8 litros, lo que, a nuestro juicio, no está mal para una mole de 2000 kg y una aerodinámica no muy brillante.
En terreno urbano es normal ver cifras de 10 y 11 litros cada 100 km, por lo que, en un uso normal del vehículo, nos hace pensar en unos 9 litros aproximadamente.
El Q5 se presta a posar acompañado
Fotografía | Daniel Valdivielso
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