Alerta de contaminación en Madrid: estas son sus claves
La situación de Madrid viene dada por la acumulación de dióxido de nitrógeno en la atmósfera, una sustancia muy peligrosa para la salud al ser respirada y puede provocar serios problemas a los madrileños, así que existe un protocolo de actuación que se ha activado hasta que se reduzca la contaminación
Madrid lleva varios días sumergida en una situación de alerta, provocada por el aviso lanzado desde el ayuntamiento y que ha provocado que se activen los protocolos de contaminación por dióxido de nitrógeno. Esta sustancia es la que producen los humos de los escapes de los coches y que se acumula en las ciudades, donde hay un tráfico elevado.
Esta sustancia se produce en la combustión de algunos materiales, como por ejemplo, el tabaco, la madera o la combustión de los motores. Es muy peligrosa y al inhalarla se puede sufrir una larga lista de problemas de salud. Si se respira una alta concentración de dióxido de nitrógeno en poco tiempo, las células pulmonares sufren un rápido deterioro. Si la concentración es baja pero se respira durante mucho tiempo, se puede producir un enfisema.
Los principales síntomas que experimenta una persona sometida al dióxido de nitrógeno son ojos rojos, irritación de garganta y la nariz, junto con dificultad para respirar, cansancio e incluso nauseas. Cuando la cantidad en la atmósfera supera los 200 microgramos por metro cúbico de aire durante más de 18 horas, se disparan las alarmas. Esto es lo que ha ocurrido en Madrid.
Las estaciones de medición registran el nivel de dióxido de nitrógeno en la atmósfera
En la capital, igual que en casi todas las grandes ciudades, existen varias estaciones de medición que registran los valores de NO2. Cuando estos valores alcanzan esos niveles, comienzan a activarse los protocolos de alerta. Si en dos estaciones de una zona se registra durante dos horas ese nivel de contaminación, se produce un preaviso. Cuando se llega a los 250 microgramos por metro cúbico, se activa el aviso, que se convierte en alerta cuando llega a los 400 microgramos por metro cúbico durante tres horas consecutivas.
Según la gravedad, se produce un primer aviso, a nivel interno, que pone en alerta a las autoridades muncipales. En un segundo paso se produce un aviso a los vecinos, a través de los servicios públicos como son la web municipal y los paneles informativos del transporte público. En una tercera fase se activan los protocolos de salud municipales y de la Comunidad Autónoma, para solventar los problemas que inevitablemente surgirán por esta contaminación.
El protocolo se compone de cuatro fases, cada una de ellas más restrictiva que la anterior. Comienza con la Fase 1, que en el caso de Madrid obliga a reducir la velocidad en la zona central, marcada por la M-30, hasta los 70 km/h. En Madrid se ha activado la Fase 2, que a la prohibición de circular a más de 70 km/h por la M-30 se une la prohibición de aparcar en las zonas de aparcamiento regulado, las zonas azules y verdes.
En ellas solo pueden aparcar táxis, vehículos de personas con movilidad reducida, vehículos de transporte y los vehiculos con 0 emisiones. Ojo con esto, porque los vehículos híbridos no se consideran de 0 emisiones y pueden ser multados.
En la tercera fase se añade la reducción de circulación al 50%. Para conseguir esto, se mira la matrícula de los coches. Un día pueden circular los vehículos con matrículas pares y el siguiente los impares. Se siguen excluyendo los vehículos de transporte público y comerciales, así como las motos y ciclomotores y los vehículos que pueden circular en la Fase 2.
Por último, la Fase 4 es la más restrictiva, ya que incluye a la M-30. También se contemplan cuatro escenarios, que van desde el Escenario 0, en el que durante un día se realiza la tarea de información, hasta el Escenario de Alerta, que activa la Fase 4 y en la que se realizan labores de promoción del transporte público. Madrid ha llegado al Escenario 2, que supone la activación de la Fase 2 durante tres días.
Así que a los madrileños solo les queda tener paciencia y esperar a que las medidas preventivas consigan que la acumulación de NO2 disminuya hasta niveles menos peligrosos y se pueda respirar de manera más segura. De todas maneras, la utilización del transporte público en las grandes ciudades, puede ser una buena solución para evitar este grave problema.
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