Válvula EGR: qué es y para qué sirve

La válvula EGR es un elemento obligatorio en los motores diésel y gasolina cuya función es retener partículas nocivas procedentes de la quema del carburante

La industria de la automoción ha ido mejorando la eficiencia del uso del combustible y, a la vez, incorporando nuevas tecnologías o componentes que reduzcan el uso y el impacto de la quema de carburantes.

De hecho, uno de los aspectos donde mayor esfuerzo se ha puesto en los últimos años es en la emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero, nocivos para el medioambiente y, por ende, para la salud, como son los temidos óxidos nitrosos, conocidos como NOx.

Qué es y dónde se encuentra la válvula EGR

Dentro de las medidas anticontaminación prioritarias, dispuestas para los coches con motores térmicos, ya sean diésel o gasolina, la captación y neutralización de estas moléculas son tarea de, entre otros, la válvula EGR, una pieza presente y obligatoria en los coches fabricados desde hace unas dos décadas.

Este componente se sitúa entre el colector de admisión y el de escape. Su ubicación se debe a que el motor toma el aire del exterior que utiliza para la quema del carburante, en dicha combustión se generan, entre otros, residuos entre los que aparecen las moléculas de NOx.

La circulación de los gases hacia el colector de escape con aún partículas de combustible que no ha sido quemado obliga a la mezcla a pasar por la válvula EGR de tal forma que, gracias a su membrana, o a sus dos membranas, depende del tipo que sea, retienen dichas partículas y son reincorporadas al motor donde deberían ser eliminadas mediante su cremación, un procedimiento similar al que lleva a cabo el filtro de partículas.

Esto significa que la función de la válvula EGR es, fundamentalmente, reciclar los gases de escape tomando la mezcla procedente de los gases de escape y reintroduciéndolos en la cámara de combustión a través de su reincorporación a través de los colectores de admisión, de ahí su nombre, en inglés, exhaust gas recirculation valve.

Mantenimiento y averías de la EGR

Debido a su uso y función, es recomendable realizar un seguimiento y mantenimiento de la válvula EGR. Para ello, la rutina debería establecerse en una revisión y limpieza del dispositivo en ciclos menores de 10.000 kilómetros o, al menos, una vez al año, con el fin de evitar un desgaste prematuro o averías.

Uno de las rutinas recomendables en el mantenimiento de la EGR es realizar, de manera habitual y con el motor y los fluidos calientes, unas aceleraciones próximas al corte de revoluciones con el propio vehículo en marcha de tal forma que se favorezca la cremación y eliminación de estos residuos.

Las altísimas temperaturas que puede alcanzarse en un bloque mecánico permiten incinerar los residuos de este dispositivo de manera casi inapreciable para quien ocupa el coche, solo un olor a carbonilla podría dar la pista de que esta limpieza se esta llevando a cabo.

Para evitar problemas en la EGR es recomendable revisar visualmente la acumulación de impurezas o carbonilla en su interior mediante su desmontaje, un proceso que, en gran parte de los casos, es sencillo. La acumulación puede provocar su funcionamiento incorrecto o su obstrucción.

Algunos de los indicios que pueden indicar un fallo en la válvula EGR pueden ser tirones, encendidos errante, ahogamiento del motor, consumo de combustible por encima de lo habitual, exceso de humos, falta de potencia e, igualmente, unas cotas de emisiones no permitidas en la ITV, lo cual conlleva el suspenso de la propia inspección.

Hay productos específicos que limpian estos residuos y eliminan los residuos adheridos a la válvula. Estos líquidos son altamente contaminantes y necesitan ser tratados por lo que su limpieza debe ser en un punto autorizado, como un taller mecánico. Este puede ser un primer recurso en caso de tener problemas con la EGR, pero, si no se solucionan, la situación podría ser más grave.

En caso de que la suciedad incrustada no pueda eliminarse por estos medios es posible que haya provocado daños mayores en los muelles que permiten la entrada de los gases o en la membrana o membranas que filtran y retienen las partículas. Entonces sería necesario cambiar el dispositivo en sí.