¿Qué contamina más, un coche eléctrico, un híbrido, uno de gasolina o un diésel?
Considerando las emisiones totales de CO2 durante todo el ciclo de vida del vehículo, los coches eléctricos son los más ecológicos, seguidos de los híbridos y de los diésel, con los gasolina a la cola.
Al hablar de emisiones contaminantes, se puede distinguir en las que afectan al calentamiento del planeta, y aquellas que lo hacen directamente a la salud de las personas. El dióxido de carbono, CO2, es el responsable de las primeras. Entre las segundas nos encontramos con los óxidos de nitrógeno, el monóxido de carbono o los hidrocarburos sin quemar (partículas).
El 1 de enero de 2020 ha entrado en vigor una normativa en Europa que limita a 95 g/km las emisiones medias de CO2 del parque de turismos nuevos que cada fabricante matricule durante este año, penalizando con fuertes multas económicas a los que se pasen de esta cifra. Y para disminuir las emisiones de CO2 de sus gamas de vehículos, los fabricantes tienen que apostar por la electrificación… o vender más coches con motores diésel.
La Agencia Europea del Medio Ambiente estima que, con las políticas europeas de energías renovables, que permitirán recargar los coches eléctricos con energía limpia, las emisiones medias de este tipo de vehículos en su ciclo de vida podrían bajar de los 60 g/km actuales a 16 g/km en 2050.
Sí, has leído bien. Al hablar de emisiones del dióxido de carbono, el responsable del calentamiento del planeta, un coche moderno con motor diésel emite menos CO2 que uno con motor de gasolina, gracias a elementos como los filtros de partículas o la utilización de AdBlue. En otro tipo de emisiones es al contrario, como puedes ver en este artículo en el que se compara qué contamina más, un diésel o un gasolina.
Frenar el calentamiento del plantea: todos contra las emisiones de CO2
Las normativas de emisiones contaminantes entraron en vigor en 1992, con la Euro1. Desde entonces, los fabricantes de automóviles han conseguido reducir las emisiones de gases como el NOx en prácticamente un 95%, y seguirán bajando.
Pero el CO2 sigue siendo un gran problema. Y eso que entre 1995 y 2021, la reducción media conseguida alcanza el 36%, y con las medidas impuestas por la UE se alcanzará una reducción adicional de otro 37% de aquí a 2030.
El problema con el que se encuentran los fabricantes para no tener que afrontar multas de muchos miles de euros si se pasan de la media de los 95 g/km establecidos ya para este año es que los coches eléctricos, que son los que más bajan la media, todavía tienen una cuota de mercado muy reducida. Los híbridos están ganando terreno, y el diésel recuperará inevitablemente protagonismo injustamente perdido.
Ante este panorama, la reducción de las emisiones de CO2 se ha convertido en el auténtico objetivo. Y rápidamente surge la duda, pues la normativa sólo tiene en cuenta las emisiones relacionadas con el consumo de combustible, esto es, con el uso. Pero, ¿qué sucede si comparamos los distintos tipos de sistemas de propulsión considerando el coche no sólo cuando lo utilizamos, sino también teniendo en cuenta las emisiones generadas durante su proceso de fabricación?
Los coches eléctricos, los que menos CO2 emiten; los gasolina, los que más
Pues bien, un reciente informe de ARVAL, basado en los datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente aporta un poco más de luz a algo que podíamos dar por conocido.
En un coche eléctrico, el 51% de las emisiones que generaría durante toda su vida útil correspondería a la fabricación. Esto es así porque fabricar la batería requiere mucha energía, y se genera en este proceso el 40% del total de emisiones asociadas a la fabricación del vehículo. A la generación de la energía necesaria para producir la electricidad que consumen se puede achacar el 49 por ciento restante de todas las emisiones de CO2 de un coche eléctrico durante su vida útil, pues durante su uso no genera emisiones. El potencial de mejora aquí es importante en la medida en que se utilice energía procedente de fuentes renovables.
Fabricar un coche con motor de combustión se emite entre 1,3 y 2 veces menos que un eléctrico. Sin embargo, a diferencia de estos últimos, durante su utilización sí se generan emisiones directas, debido al proceso de combustión del combustible. Nada menos que el 80% de todas las emisiones de CO2 durante la vida útil de un coche con motor de combustión proceden de los gases que se emiten por el escape cuando circulan. Y en este caso el diésel se impone a los gasolina, pues emiten entre un 20% y un 25% menos de CO2, debido a su mayor eficiencia energética y su menor consumo. Recordemos que las emisiones de CO2 están ligadas al consumo: a mayor consumo, más emisiones.
Si introducimos la variable de las emisiones de CO2 durante la fabricación y en la generación de la energía necesaria para cargar las baterías, la ventaja de los coches eléctricos frente a los de motor de combustión desciende notablemente.
Y al igual que sucede con la electricidad en los coches eléctricos, a esto habría que sumar las emisiones que se generan para producir el combustible. Se estima que esta cifra supone un 19%, sumando las emisiones correspondientes a la extracción, el refinado y el transporte del petróleo y los combustibles derivados.
¿Y qué sucede con los coches híbridos? Pues que en su fase de fabricación emite más CO2 que un coche de combustión al incluir baterías, aunque no tantas como un coche eléctrico, pues la baterías son mucho más pequeñas. Y en su utilización, la emisiones son en torno a un 35% menores que en los coches con motor de combustión, gracias a la electrificación y a su menor consumo.
Como resumen final, un coche eléctrico emite entre un 17 y un 21% menos de emisiones de CO2 que un diésel, y entre un 26 y un 30% menos que un gasolina, considerando todo el ciclo de vida del vehículo…¡sin tener en cuenta las emisiones de CO2 que se emitirían durante el reciclaje, que eso es otra historia!
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