Prueba: Peugeot 208 PureTech 130 CV GT Line. No es un GTi, pero se defiende
Peugeot ha volcado todo su saber hacer en el nuevo 208, que en su versión de gasolina con 130 CV y acabado GT Line ofrece un conjunto excelente.
Dicen que la estética no lo es todo, aunque en este Peugeot tiene mucho peso porque cautiva miradas y sin duda es un objeto de deseo. Con el Peugeot 208 en acabado GT Line y en particular en este atractivo y desenfadado color amarillo Peugeot lo borda. Por diseño gusta, pero lo más importante es que por tecnología y dinámica nos convence.
Nostalgia GTi. El Peugeot 208 GT LINE sorprende por su equilibrio general. Es un sobresaliente confort de marcha
Lo confieso esas siglas, GT, me llevan a pensar en los GTi, incluso en el Rallye, en los ya primitivos 205 de los que evoluciona este 208 GT Line. Hace mucho tiempo ya. Heredero de otros tantos que a los apasionados del mundo de la competición nos vuelve nostálgicos por sus sobresalientes éxitos en competición.
Tres veces consecutivas fue campeón del mundo de Rallyes el 207 y de eso no hace tanto… Pero este nuevo Peugeot 208 no es tan radical, no es tan extremo, es muy resultón y toma mucho de antaño para ofrecerse como un compendio tecnológico en cuanto a seguridad, eficiencia y placer de conducción se refiere sin ser un purasangre.
Le define un motor de poca cilindrada y potencia un tanto justa que da mucho juego. Es el 1.2 PureTech de gasolina con 3 cilindros, que asociado al cambio automático EAT8 que brilla por su rapidez de respuesta. No deja de ser curioso que, al menos por ahora, el Peugeot 208 más potente de la gama sea… eléctrico, el nuevo Peugeot e-208. Incluso hay rumores de que el futuro Peugeot 208 GTI podría ser un coche de propulsión eléctrica.
En Peugeot han acertado con el asiento; elegante, deportivo y atractivo por diseño, sujeta bien y es cómodo.
La competición, las carreras hacen crecer la devoción a un modelo o unas siglas, o eso era antaño, ahora más allá del mejor teléfono móvil, lo que gusta es la conectividad, el diseño y la eficiencia. Son los nuevos tiempos, lógicos, sin duda, pero me alegro de haber vivido también los otros.
Espíritu GTI en un utilitario para usar todos los días
Digo o escribo esto porque las siglas GT me entusiasmaron. Y lo cierto es que tras un breve periodo de decepción, también este me coche entusiasmó. La decepción me vino porque me costó un poco tenerlo todo a mi gusto y conocer y entender todos los mandos. El cuadro de mandos digital con soluciones 3D con pantallas personalizables y multitud de funciones es, sin duda, intuitiva, pero insisto, lleva su tiempo.
En cualquier caso la consola rezuma calidad y buen gusto. No es especialmente deportiva pero está bien acabada con cubiertas forradas con un tacto agradable.
El cuadro de mandos requiere de un tiempo para adoptar las diferentes pantallas y aprovechar el concepto 3D.
Por diseño es impactante, las ópticas tanto delantera como detrás con sus formas de garra son espectaculares. También me encaja a la perfección el i-cockpit, el puesto de conducción, con asiento sensacional, deportivo y envolvente, un volante pequeño y grueso que me recuerda al de algún monoplaza del pasado y un diseño global que me parece realmente atractivo.
La calidad de acabados convence y el equipamiento incluso sobresale, tanto que en nuestra unidad de pruebas resultaba casi infinito, con una cuenta de casi tres mil euros adicionales, pero lo valía, y sin tener en cuenta que hablamos de un coche que lleva todo lo imaginable para ofrecer un nivel 2 de conducción autónoma, vamos que casi va solo.
La culpa la tiene el sistema el Peugeot Drive Assist de conducción autónoma que incluye cosas como el control de velocidad de crucero adaptativo con función Stop&Go, el asistente de frenada con detección de peatones y función nocturna o lectura de señales de tráfico y el asistente de mantenimiento activo de carril.
Lo dicho, que también va solo. Incluso me gusta el motor. Sí, tres cilindros, pero turbo, y con 130 CV de una clase absolutamente espectacular. Este Peugeot procede de una novísima generación que ha heredado todo lo bueno de la anterior generación, a nivel de tacto de conducción, y mejora en todo la que sustituye, porque tanto puede ser un coche completamente eléctrico como puede ser uno térmico como el que nos ocupa.
Y vaya por delante que el eléctrico también lo he probado y es un espectáculo lo bien que va… aunque no hace ruido.
La puesta a punto del control de estabilidad, ESP, es muy correcta, te deja jugar y es tardío en su actuación, lo que sin duda se agradece en un coche de este tipo.
Un coche que es toda una demostración técnica de cómo hacer un GTi “light” para disfrutar, una pequeña bala con pimienta y garra sin que apenas se note. No, no es un GTi al uso, pero por el momento es lo más GTi de la familia. Y si el motor nos gusta, lo mejor sin duda es el cambio automático de ocho velocidades con mando secuencial y con levas en el volante.
El motor empuja bien, digamos que es correcto bajo régimen y se vuelve divertido e incluso juguetón en la zona media y alta del cuentavueltas. Pero eso sí, para poder disfrutarlo hay que recurrir a las levas y exprimirle un poco… de lo contrario es más percherón, con una electrónica que aboga por la más absoluta suavidad y la contención del gasto.
El 208 GT Line es un coche estable y seguro perfectamente válido para ser conducido por todos los públicos. Y es que hoy en día no se pueden hacer coches radicales que pongan en aprietos a los conductores menos avezados. Tampoco era la intención. Hay mucho de diseño, porque el acabado deportivo GT Line incluye poderosos pasos de rueda sobredimensionados que le dan un gran equilibrio a la forma.
El motor tricilíndrico y un peso razonable aportan carácter
El Peugeot 208 GT Line es, ante todo, un excelente portador de imagen elegante, deportiva y tecnológica. Su imagen es contundente con las llantas de diecisiete pulgadas, la doble salida de escape y ese discreto pero contundente alerón posterior que en color negro sobre amarillo destaca a distancia.
El terreno idílico de este coche es… cualquier carretera. Pero al ser ligero y pequeño por fuera se desenvuelve de forma sobresaliente en los tramos más virados con curvas medias y lentas. Ahí el 208 GT Line es de lo mejor en su categoría gracias al equilibrio conseguido en el bastidor. El motor es bueno, alegre, pequeño y gasta poco, pero le faltan 30 CV para ser un auténtico 208 GTi. El conjunto es sobresaliente, tan solo le falta algo de potencia, pero entonces sería un GTi.
Galería de imágenes Peugeot 208 130 Cv GT Line
(Fotografía: Pedro Morera)
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