Prueba Opel Mokka X: damos la bendición a la versión GLP
El Opel Mokka X ya era uno de los SUV del momento, pero con su versión GLP añade una serie de ventajas ECO que le hacen ser todavía más interesante.
Nos ponemos al volante del SUV de Opel en su versión GLP. Un crossover netamente urbano, a medio camino entre segmento B y C, que nos ha dejado buenas sensaciones tanto en carretera, gracias a su ahorro de consumo, como en ciudad, donde se desenvuelve a la perfección. A continuación os contamos las sensaciones que nos ha dejado el Opel Mokka X.
Opel Mokka X GLP
El Opel Mokka X es, en pocas palabras, una profunda y acertada actualización del anterior Mokka “a secas”. Tanto el diseño exterior como el nivel de acabados del vehículo dieron un paso adelante en esta nueva generación, que lleva en el mercado desde finales de 2016. Un periodo de tiempo en el que el pequeño SUV de Opel se ha establecido en el mercado como uno de los actuales emblemas de la marca. Y es que El Mokka X es el segundo modelo más vendido de Opel en todo 2018, con más de 14.500 unidades, solo por detrás del Opel Corsa.
Con estos datos, la casa de Rüsselsheim subió su apuesta por el modelo incluyendo en la gama su correspondiente variante con etiqueta ECO. Se trata del Opel Mokka X Ecotec GLP, que va asociado al motor turbo de 1.4 litros y 140 CV, con cambio manual de 6 velocidades y tracción delantera. Una motorización que está disponible en tres acabados diferentes (Selective, Design o Innovation) y tiene un precio de salida de 17.000 €, siempre y cuando nos acojamos a la oferta actual de financiación de Opel (vigente hasta el 31 de diciembre). Un precio competitivo para uno de esos SUV que siempre entra en las quinielas cuando se quiere comprar un coche de este segmento.
Gracias a su actualización, el Opel Mokka X incorporó el nuevo lenguaje de diseño de la marca a través de esa parrilla frontal que han ido estrenando el resto de modelos y un habitáculo con mucha más calidad en ajustes y acabados. Además, la integración del sistema de infoentretenimiento (versión 4.0 del sistema IntelliLink de Opel compatible con Apple y Android) y su pantalla táctil de 7 u 8 pulgadas está realmente bien resuelta tanto en diseño como en manejabilidad.
Y es que este Mokka X es, en general, un modelo con muy buen nivel de ajustes y calidades, así como un notable en diseño y confort. La posición del conductor aporta una visibilidad total y es realmente cómoda incluso para realizar viajes más largos. En cuanto al espacio, tenemos unas plazas traseras aceptables en un coche de su tamaño, suficientes para dos adultos y un niño y con dos puntos de anclajes Isofix para dos sillitas de bebé. Sí podemos echar en falta un poco de espacio de carga, puesto que los 356 litros del maletero se quedan algo escasos frente a la competencia. Aunque para un viaje de fin de semana tenemos espacio suficiente para transportar hasta 4 maletas de cabina.
Dinámica de conducción
Como ya hemos dicho, nuestra unidad de pruebas montaba un motor turbo de 1.4 litros con 140 CV de potencia máxima. Una motorización sobria que, sin alardes, sale airosa en todo tipo de situaciones. En gran medida, gracias al buen desempeño de su cambio manual de 6 velocidades. Una transmisión con recorridos perfectamente ajustados y que responde con gran efectividad y agilidad en cuanto necesitamos algo más de “punch” en algunas situaciones. Esa falta de fuerza se hace notar algo más cuando activamos el modo GLP, aunque no es algo que nos haya afectado sobremanera durante los días que hemos puesto a prueba al Mokka X.
Hay que partir de una premisa muy sencilla, no estamos al volante de un coche dinámico y por ello no vamos a “buscarle las cosquillas”. Los 140 CV de esta unidad del Opel Mokka X son suficientes para el día a día, pero no van a darnos demasiadas alegrías cuando nos metamos en carretera, puesto que no vamos a encontrar toda su potencia hasta rozar las 5.000 rpm. Sus largos desarrollos nos ofrecen el máximo de par entre 1.850 y 4.900 rpm, pero se desenvuelve con mayor agilidad en cuanto superamos las 2.000 vueltas. Es un gasolina que necesita paciencia para responder desde abajo, mostrándose algo perezoso para mover sus 1.450 kg cuando entramos en vías de mayor velocidad y llevamos el motor más desahogado. Pero la verdad es que no deberíamos pedir mucho más a un coche de sus características.
En conjunto, el chasis del Mokka X ofrece estabilidad y aplomo, sujetando a la perfección el vehículo en situaciones de conducción normal. Su respuesta es de gran suficiencia incluso circulando a mayor velocidad por carreteras sinuosas, donde es cierto que pierde algo de firmeza y se echa en falta una dirección más directa. Tampoco es recomendable hacer una excursión fuera del asfalto si el suelo está muy roto o la pista es difícil, debido a la dureza de la suspensión, entendible para ser más ágil en ciudad pero que repercute en la absorción de las irregularidades.
Pero repetimos una vez más, estamos ante un SUV urbano y, evidentemente, la puesta a punto del coche está pensada para triunfar en el entorno urbano o en carretera, donde más cómodo se encuentra. Aun así, nuestros kilómetros de experiencia al volante del Opel Mokka X han sido totalmente satisfactorios. Más si cabe gracias al ahorro en combustible que supone circular utilizando GLP.
¿Por qué GLP?
Pero vamos al grano, porque si nos ponemos al volante de un Opel Mokka X con depósito de Gas Licuado del Petróleo es para hablar, precisamente, del GLP. Un combustible alternativo que ofrece autonomía, ahorro y ventajas ECO y que, gracias a todo ello, comienza a posicionarse como una de las formas de propulsión mejor posicionadas de cara al futuro. Pero claro, no todo son buenas noticias. Las hay menos buenas.
Empezamos por el repostaje, uno de los claros inconvenientes del GLP. Principalmente porque las estaciones de servicio con surtidores de Autogás todavía escasean en España. Pero también porque el repostaje de GLP es más incómodo que el tradicional. Llenar un depósito de GLP es más lento que uno de diésel o gasolina (aunque infinitamente más rápido que recargar las baterías de un eléctrico) y también más difícil, puesto que hay que instalar el adaptador del depósito para poder embocar la manguera del surtidor. ¡Que todos los problemas sean estos!
Sí podemos quejarnos de la ligera pérdida de potencia que implica la utilización de GLP. Una vez activamos la propulsión por medio de gas vamos a notar cómo el motor pierde algo de fuelle. ¿Mucho? No, para nada. No os asustéis, porque esa pequeña pérdida de fuerza se compensa ampliamente con el ahorro a la hora de llenar el depósito, aunque la media de consumo sube en cerca de un litro cada 100 kilómetros respecto a la gasolina.
Pero es obvio decir que el GLP tiene muchos más pros que contras. Sus ventajas respecto al vehículo eléctrico son exponenciales en cuestión de autonomía, red de repostaje y facilidad de recarga en carretera. Hasta que el nitrógeno coja fuerza, el GLP también se impone como combustible alternativo. Y respecto a diésel y a la gasolina encontramos dos grandes ventajas: el precio del litro de GLP y la etiqueta ECO, cada vez más importante en los núcleos urbanos. Con esta etiqueta verde, los vehículos de GLP podrán entrar en Madrid centro evitando las restricciones de tráfico impuestas por el gobierno regional. Aunque donde más impacto va a tener el uso de GLP es en el bolsillo del conductor. Lo detallamos a continuación.
Consumo y ahorro con el GLP
Durante nuestra prueba, el precio del litro de GLP en la estación de servicio en la que repostamos estaba en 0,649 €, mientras que el de gasolina 95 se encontraba a 1,279 €. Pusimos el contador a cero, llenamos el depósito con 31,03 € (para un total de 47,81 litros repostados) y cubrimos una distancia de 423 kilómetros entre carreteras de montaña, autopistas y casco urbano. Es decir, una media de 11,3 l/100 km.
Calculando que el consumo de gasolina habría sido alrededor de un litro inferior cada 100 kilómetros, vamos a hacer las cuentas para cuantificar nuestro ahorro. A una media de 10,3 l/100 km para los 423 kilómetros recorridos, nos sale un total de 43,57 litros necesarios para cubrir esa distancia. Y con el precio del litro de gasolina de aquellos días, nos tendríamos que haber gastado 55,72 € en el mismo recorrido. O lo que es lo mismo, más de 24 € de ahorro.
Así que, visto lo visto, puedo decir con total seguridad (ahora que estamos hartos de noticias políticas) que si el GLP montara su propio partido, tendría mi voto asegurado. Y este Opel Mokka X es un buen ejemplo de que no me equivocaría.
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