¿Por qué y cómo camuflan las marcas sus coches de pruebas?

Así camuflan las marcas sus coches en fase de pruebas antes de lanzarse al mercado, para quedar a salvo de “miradas indiscretas”.

Los avances en simulación 3D mediante potentes ordenadores están ahorrando muchas horas de pruebas reales a los fabricantes en la fase de desarrollo de un nuevo modelo antes de la presentación oficial y su lanzamiento al mercado.

Pero al final, especialmente cuando se trata de coches completamente nuevos o de nuevas tecnologías, como puede ser el caso de los coches híbridos o eléctricos, las pruebas reales son necesarias para evaluar la fiabilidad. Y estas pruebas han de realizarse en distintas partes del mundo, para someter a los vehículos a los rigores del calor, a altitudes elevadas…

Por ello, además de sus propios centros de desarrollo, muchos fabricantes establecen bases temporales en emplazamientos para realizar pruebas, ya sea en el Círculo Polar Ártico, en diferentes desiertos… En España, por ejemplo, es frecuente encontrarse vehículos muleto o de pruebas en la provincia de Granada, en la carretera que sube al pico Veleta. Las condiciones son fantásticas para las pruebas, pues permiten pasar de estar al nivel del mar a ascender a una cota de 3.400 metros en muy poco tiempo.

Camuflaje de origen militar y de inspiración en la naturaleza

Como puedes imaginar, el motivo de utilizar camuflaje en estos vehículos de test no es para pasar desapercibidos. La mayoría de las veces, su estridente decoración les hace incluso ser más llamativos. El objetivo es no ser reconocidos.

Ten en cuenta que los fabricantes realizan ensayos reales en carretera meses antes de que el coche definitivo se presente a la prensa. Mantener oculta su silueta final es clave para no perder el factor “sorpresa” ante el público. Pero también aquí las marcas se protegen de la competencia.

Y lo hacen inspirándose en técnicas militares, así como en la propia naturaleza. Los barcos fueron de los primeros en recurrir a una pintura especial para pasar desapercibidos en contraste con el agua ante la amenaza de los submarinos en tiempos de guerra. Y animales como las cebras siempre han mostrado la confusión que crean las rayas negras sobre un fondo blanco para el ojo humano… y para las cámaras fotográficas.

Por ello existen departamentos con técnicos especialistas en el camuflaje, que empiezan su trabajo incluso cuando el vehículo todavía no existe y apenas es una imagen tridimensional en una computadora. Ten en cuenta que no sólo se trata de aplicar una pintura especial o unos vinilos a la carrocería, que hoy en día serían hasta cierto punto fácilmente eliminables con programas de edición fotográfica.

Cada vez es más frecuente encontrar coches con apéndices integrados en un intento de disimular su silueta. Y estos elementos tienen que poder montarse y desmontarse de forma fácil, y ofrecer seguridad a la hora de circular a distintas velocidades y ante cualquier situación climatológica.

En este sentido, una de las zonas que más quebraderos de cabeza causa a los técnicos son los faros. Si quieres mantener sus formas a salvo hay que taparlos parcialmente, pero entonces no puedes ensayar sus funciones de alumbrado, e incluso podrías estar incurriendo en una ilegalidad a la hora de circular.

En la actualidad, el método de vinilado de la carrocería, con una decoración que utiliza motivos y colores que provoquen efectos que confundan al ojo humano o a las cámaras de los “paparazzi”, es el más utilizado. Aquí, el “polystrong” gana adeptos en sustitución del vinilo, al ser un material más fuerte y resistente.

Sin embargo, al estar a salvo de miradas indiscretas salvo cuando se realiza alguna parada para tomar un respiro, la parte interior de los prototipos no lleva tanto trabajo. Aquí se sigue recurriendo al método más sencillo, una lona desmontable mediante velcro, que cubre el salpicadero cuando es necesario.

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