Las compañías de seguros de coche en guerra por los ADAS
Las compañías de seguros de coche han mostrado su preocupación por el conflicto que tienen con los sistemas de asistencia y seguridad a la conducción (ADAS).
Los fabricantes cada vez están instalando en sus nuevos coches un mayor número de asistentes de conducción (ADAS) para intentar evitar accidentes. Sin embargo, este tema es algo que preocupa en cierta medida a las compañías de seguros de coche: os explicamos los motivos.
Este mercado está en plena expansión, por lo que se espera que mueva más de 67.000 millones de euros en 2025, es decir, un crecimiento del 10% cada año. Prueba de que estos dispositivos se han convertido en algo ya casi imprescindible es que la mayoría de fabricantes se han comprometido a que en 2020 todos sus modelos traigan de serie Asistente de colisión frontal o el frenado automático de emergencia.
Instalar estos sistemas en el coche puede costar a los fabricantes entre 500 y 1.000 euros por unidad. Sin embargo, el problema es que pueden ponerles el precio que ellos quieran a la hora de venderlos al público y los consumidores lo pagarán.
Según los fabricantes, los siniestros se reducirán en un 25% en 2035 gracias a los ADAS. Uno de los elementos más destacados en este aspecto es el frenado automático de emergencia, que puede reducir las colisiones por alcance hasta en un 56%.
Las compañías de seguros de coche pierden dinero con los ADAS
Suena mal, pero las compañías de seguros viven de esto, y el dato preocupante para estos es que en 2020 perderán cerca de 20.000 millones de euros por culpa de los coches equipados con estos asistentes. Las compañías de seguros de coche al final y al cabo son empresas que necesitan dinero, por lo que en la mayoría de casos intentarán lavarse las manos. Por ejemplo, en caso de que se produzca una inundación o una riada, ¿Sabes lo que cubre el seguro?
Sin embargo, las compañías no se fían de que los asistentes de conducción sean tan efectivos. Afirman que todavía hay una falta de regulación de los mismos, que su uso es impredecible para los conductores y que a la hora de llevar el coche al taller, pueden incrementar la factura en gran medida.
Este último punto es crítico. Por ejemplo, los sensores y las cámaras de aparcamiento suelen estar instalados en los paragolpes y parabrisas del coche, por lo que son muy sensibles a golpes. Por esta razón, el coste de una reparación incluso por un pequeño accidente se puede llegar a duplicar. “Ya no existen paragolpes de 300 euros, sino que arreglar uno ya se acerca a los 1.500”, afirmaba el vicepresidente ejecutivo de una gran aseguradora”.
No habrá descuentos en las pólizas
Uno de los objetivos de los fabricantes es llegar a acuerdos con aseguradoras para que estas hagan un descuento en las pólizas en caso de que el coche a asegurar cuente con estos dispositivos de seguridad. Sin embargo, las compañías de seguros contraatacan diciendo que podría haber beneficios para el cliente en sus pólizas, pero no necesariamente mediante descuentos.
Una de estas empresas aseguraba que no ofrecería descuentos específicos en caso de que el coche tuviera ADAS instalados, sino que el precio variaría en función de los costes de reparación que estos tengan.
Además, otro de los conflictos para las compañías es que la mayoría de ADAS se venden como equipamiento opcional. Esto quiere decir que las aseguradoras tienen muy difícil saber qué asistentes tienen instalados los coches que van a asegurar y se muestran reacias a fiarse de lo que le digan sus clientes que han instalado.
Por lo tanto, estas exigen que se desarrolle un mecanismo con el que las marcas puedan crear una base de datos con los ADAS que llevan instalados los coches que venden. Con esta, las compañías de seguros podrían saber de primera mano qué es exactamente lo que están asegurando y, de esta manera, calcular el precio de la póliza.
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