La introducción del coche autónomo podría generar un caos circulatorio
En un hipotético escenario situado en 2050, la popularización de los taxis autónomos podría aumentar el tráfico de manera descontrolada
Según el estudio publicado por la ONG Transport and Environment (T&E), la inclusión dentro del tráfico de las ciudades de manera libre de los coches sin conductor, podría generar un aumento de coches circulando por las vías urbanas de entre el 50 y el 150 por ciento de lo que actualmente soportan algunas localidades.
En el documento titulado Less (cars) es more: how to go from new to sustainable mobility se evalúa la repercusión de la popularización del uso del coche autónomo para el año 2050 cuyo único condicionante es la ausencia de limitación de los automóviles de transporte de personas sin conductor.
Teniendo en cuenta estos factores, el estudio de T&E llega a la conclusión de que, la proliferación de automóviles autónomos que no recurran a un conductor humano para su manejo, rebajaría los costes de la contratación de taxis, incluso si se compartieran coches eléctricos autónomos ya que asumir gastos de forma compartida generaría aún más servicios de este tipo de vehículos.
Una expansión de la de los automóviles sin conductor destinados al transporte de personas que sería aún mayor si la energía utilizada fuera más barata.
A pesar de que otros estudios alertan sobre la falta de interés en los coches autónomos, el de T&E concluye que, según sus simulaciones, el número de coches que circularían por las ciudades podría aumentar entre el 50 y el 150 por ciento, dependiendo de los condicionantes citados.
Este crecimiento descontrolado tendría graves repercusiones directas, la primera, el aumento de la contaminación ambiental que achacan a un mayor volumen de las emisiones de gases nocivos para la salud y para el entorno, de efecto invernadero, próximo al 40 por ciento.
Las soluciones propuestas
En el estudio se plantean diferentes escenarios, por ejemplo, que estos núcleos concurridos prohibieran la circulación de coches de gasolina, quedando reducido el uso de las vías a los coches eléctricos. De esta forma, se emitirían hasta un 23 por ciento menos de gases.
La simulación con mejores resultados aboga por una restricción de los espacios destinados al uso del coches eléctrico autónomo ya que, delimitando su radio de acción, se conseguirían reducir en hasta un 32 % las emisiones de gases tóxicos debido a la supresión de un 60 por ciento del tráfico de las ciudades.
Nuevas tecnologías, nuevos tipos de contaminación
En este estudio de T&E participa también la ONG Ecologistas en Acción. Según este colectivo, la introducción del coche eléctrico generará otros tipos de polución que actualmente pasan por ser residuales.
Así, debido a la dependencia del uso de energía eléctrica por parte de este tipo de vehículos que cuentan con acumuladores y motores eléctricos, supondrá un aumento de la contaminación electromagnética.
Procedentes del propulsor, las baterías y sistemas como el ABS y radiofrecuencias producidas por elementos integrantes de estos coches, aumentará la presencia en el ambiente de dosis electromagnéticas que consideran nocivas para la salud humana y para el ambiente.
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