Honda CR-V Hybrid a prueba: un SUV híbrido muy recomendable
La versión híbrida del Honda CR-V reúne muchos argumentos para ser considerada una compra muy recomendable entre los SUV familiares, y no solo por lo bien que funciona su innovador sistema híbrido. Te lo contamos en esta prueba.
Ya te anticipamos algunas de sus cualidades durante una primera toma de contacto del Honda CR-V Hybrid durante su presentación internacional a la prensa. Ahora hemos convivido unos días con este SUV híbrido, utilizándolo en diferentes circunstancias y por todo tipo de trayectos, y podemos realizar una prueba mucho más a fondo.
Podemos confirmar que, cuanto más lo conduces, más aprecias los aspectos en los que sobresale el CR-V, que son la suavidad marcha y el confort que ofrece para el conductor y los pasajeros, así como un consumo que puede llegar a ser sorprendentemente bajo en ciudad. Pero vamos a verlo mucho más al detalle.
Un repaso a las características técnicas del CR-V Híbrido
Aunque no afecte a la hora de conducirlo, pues al final el CR-V se maneja igual que cualquier otro coche automático, con las mismas particularidades que otros coches híbridos al sacar el máximo partido al sistema de propulsión (aquí puedes leer cómo sacar más partido a tu coche híbrido), conviene saber algunas curiosidades técnicas del CR-V Hybrid.
Y es que el CR-V es un híbrido “diferente”, porque aquí el que mueve las ruedas es casi siempre el motor eléctrico, que tiene 184 CV de potencia. El motor de combustión, un 2 litros de gasolina de ciclo Atkinson con 145 CV, se encarga de accionar un generador para producir la electricidad que necesita el motor eléctrico, y que también se almacena en una pequeña batería.
Según el estilo de conducción, el sistema puede funcionar en modo completamente eléctrico (EV Drive), en modo híbrido (Hybrid Drive) o en el modo que Honda denomina Engine Drive, que suele activarse cuando se circula por carretera o autovía.
El modo eléctrico se activa de forma automática al arrancar desde parado, y el motor tira aquí de la energía de la pequeña batería de iones de litio –de aproximadamente 1 kWh de capacidad–, siempre que se circule a baja velocidad. Puede hacerlo durante unos dos kilómetros.
El modo híbrido es más “complejo” de entender. Aquí, el motor de gasolina no mueve las ruedas, acciona el generador para producir electricidad, que va al motor eléctrico para impulsar las ruedas, o a la batería, si sobra algo. Una sofisticada gestión se encarga de que el balance energético de quemar gasolina para producir electricidad salga a cuenta, haciendo funcionar al motor de combustión en su rango más eficiente.
Para carretera y autovía, a velocidades a partir de 80 km/h, el motor de gasolina se conecta con las ruedas por medio de un embrague, y se encarga de mover las ruedas, aunque el motor eléctrico puede aportar una ayuda si se demanda una fuerte aceleración.
Honda facilita unos datos que ayudan a entender cómo funciona la gestión del sistema híbrido del CR-V.
Por ejemplo, en conducción urbana, hasta unos 40 km/h, lo hace en modo híbrido casi un 20%, y prácticamente un 80% en eléctrico. Sí, a pesar de que la autonomía en este modo es de 2 km, la capacidad de ir regenerando energía es muy grande cuando funciona ese 20% del tiempo en modo híbrido. Entre 40 y 80 km/h, que correspondería a circulación extraurbana, llega a funcionar casi un 50% en modo EV, alrededor de un 30% en modo híbrido y apenas en un 20% de los casos es el motor de combustión el que mueve las ruedas. En carretera, el motor de gasolina se encarga de la impulsión un 60% del tiempo, frente a algo más de un 20% que puede ir en modo eléctrico y el resto lo hace en modo híbrido.
Al volante del Honda CR-V
Ahora que lo tienes fresco, pasamos directamente a las sensaciones de conducción. Ya habrá tiempo de hablar de otros detalles más adelante.
Y lo primero que hay que decir es que el CR-V Híbrido resulta sencillísimo de conducir. Enseguida te integras con los mandos y te ves envuelto sin quererlo en una dinámica de conducción que te “invita” a ahorrar energía siendo cuidadoso con el acelerador, y utilizando las levas del volante para regular la frenada regenerativa. De esta manera, puedes perder velocidad –por ejemplo al llegar a un semáforo, o al aproximarte a otro coche que circula más lento– usando las levas, sin tener que tocar el pedal del freno que, dicho sea de paso, tiene un buen tacto.
Ni siquiera existe cambio de marchas, por lo que prescinde hasta de palanca; en su lugar hay botones en la consola para seleccionar la marcha adelante, la marcha atrás, el punto muerto o el bloqueo para aparcar. Sí puedes elegir entre un modo Sport y un modo Eco, además del modo “EV” para forzar el funcionamiento eléctrico.
Si no has conducido antes otro coche híbrido, el CR-V te resultará muy similar a llevar un coche automático, destacando por suavidad e inmediatez en la entrega de potencia. Las prestaciones son las que esperas de un coche que anuncia una potencia de 184 CV, difícilmente encontrarás situaciones en las que eches en falta más empuje o mayor capacidad de aceleración. Mencionar, por si te suena raro al ver la cifra, que la velocidad máxima está limitada a 180 km/h, debido a que el CR-V no utiliza caja de cambios como tal, según explicaba antes.
Frente a otros híbridos “convencionales” que se mueven principalmente impulsados por el motor de combustión y el motor eléctrico juega un papel secundario (léase Toyota Rav4, uno de sus principales rivales), la principal ventaja del CR-V es que el ruido del motor de gasolina nunca llega a ser molesto cuando aceleras fuerte, si bien no llega a ser tan silencioso en carretera como coches similares con motor de combustión.
En cuanto a los ajustes del chasis elegidos por Honda, hacen que el CR-V prime el confort, sin necesidad de recurrir a una suspensión con amortiguación controlada ni a un tarado demasiado suave que comprometa los movimientos de la carrocería. Responde bien a las órdenes sobre el volante, con suavidad y precisión, sin que la estabilidad se vea comprometida en frenadas fuertes o en carreteras muy reviradas.
¿Cuánto consume el CR-V?
Seguro que ya te estás preguntando cómo se traduce todo esto a la hora de pasar por el surtidor, que debería ser una de las ventajas de un coche híbrido frente a uno con motor de combustión, además de todas las que suma el hecho de tener la etiqueta ECO.
Pues donde más te va a sorprender el CR-V, como era de esperar, es en ciudad. Y es medias de 5 l/100 km en un coche de este tamaño y peso es algo totalmente factible; para que te hagas una idea, el CR-V equivalente con motor de gasolina, en las mismas condiciones, difícilmente baja de 9 l/100 km.
Fuera de la ciudad sigue los consumos siguen siendo “de diésel”: a poco que conduzcas de forma eficiente puedes rozar los 7 l/100 km. En modo “sport” y si apuras en carreteras de curvas se disparará… pero será muy difícil llegar a cifras de dos dígitos. Para ello, tendrías que conducir a velocidades altas por autopista. Y cuando digo altas, me refiero a las “autobahn” alemanas, manteniendo ritmos constantes superiores a los 150 km/h.
El habitáculo del Honda CR-V: calidad y cantidad
Una cosa que quizás debería haberte dicho antes es que, a diferencia del resto de la gama con motor del gasolina, la versión híbrida del CR-V no puede elegirse con tercera fila de asientos y siete plazas.
Por lo demás, el cambio más relevante afecta a la instrumentación, específica para este modelo, con una pantalla digital de 7 pulgadas y con indicadores que muestran la información relativa al sistema híbrido. Cuesta un poco cogerle el hilo a la forma de moverse entre los menús desde los botones en el volante, que podría ser más intuitiva, pero al final te acostumbras.
La calidad percibida es muy alta, la presentación magnífica, y los ajustes parecen sólidos. Un aspecto que contribuye a la sensación de confort que transmite el CR-V es su espacioso interior, de lo mejor de su clase en todas las cotas. También el tacto y el sonido que ofrecen los mandos al activarlos, así como la sujeción y el mullido de los asientos. Además, hay huecos muy prácticos para dejar esos objetos que quieres tener a mano, o que sencillamente te molestan en los bolsillos: llaves, teléfono, gafas…
El único aspecto que me parece mejorable en el CR-V es el sistema multimedia, algo que ya detectamos en la primera toma de contacto, pero que ahora, en esta prueba de más larga duración, se hace más evidente. En concreto, el navegador es lento y la pantalla no ofrece esa precisión en el manejo táctil de sistemas más avanzados. Al final, acabas utilizando la compatibilidad con Android Auto y Apple CarPlay, para navegar con las aplicaciones del móvil; eso sí, tirando de datos…
Un maletero que puede con casi todo
Su condición de vehículo híbrido no es impedimento para que el CR-V ofrezca un buen maletero, de formas regulares y muy aprovechable. Ofrece una capacidad de 500 litros, unos 60 menos que las versiones del CR-V con motor de combustión. Lástima que la banqueta trasera no tenga regulación longitudinal para favorecer la carga o el espacio para los pasajeros.
Aun así, la capacidad del maletero está por encima de la media, si bien hay que renunciar a la rueda de repuesto de emergencia con la que sí cuentan las versiones de gasolina; en su lugar, existe un kit antipinchazos. El piso que puede colocarse en diferentes alturas, y se pueden abatir fácilmente los respaldos de los asientos traseros mediante unos tiradores situados en los laterales, ampliando así la capacidad a 1.700 litros.
Honda ofrece distintos accesorios individuales para el maletero, como un organizador de la carga con raíles (370 euros), una superficie para el piso impermeable y antideslizante (125 euros), separador para mascotas (265 euros) o red de sujeción (65 euros). Puede llevar portón de apertura eléctrica mediante un gesto con el pie, pero no está disponible como opción, es de serie únicamente en la versión más alta.
¿Merece la pena la tracción total?
Pues no te la voy a recomendar, salvo que tengas claro que vas a utilizar mucho el coche por pistas, caminos o carreteras con nieve o hielo. Y aun así, casi te diría que consideres antes montar unos neumáticos All Season. Sería mi opción, antes que un CR-V con tracción 4×4 y neumáticos convencionales.
Dicho esto, hay que saber que el CR-V Híbrido también puede contar con tracción total, que no utiliza un motor eléctrico para mover las ruedas traseras, sino que existe conexión mecánica entre ambos ejes con un árbol de transmisión y un embrague de tipo multidisco. Mientras no se necesite, el CR-V funciona como un tracción delantera; si el eje delantero patina, puede mandar hasta un 60% del par al eje trasero.
Además de su mayor capacidad para transmitir la fuerza del motor al suelo en condiciones de baja adherencia, una ventaja del CR-V con tracción total para circula fuera del asfalto que no tendrías cambiando las ruedas como proponía antes es una altura libre al suelo 10 mm superior, para llegar a los 192 mm. Y no resta espacio al maletero. En contra, aumenta el consumo (de 6,9 a 7,3 l/100 km según cifras homologadas), y supone un desembolso importante respecto al 4×2, que supera los 3.000 euros.
Gasolina vs Híbrido
Una duda razonable que puede aparecer a la hora de comprar un Honda CR-V es si merece o no la pena frente a las versiones con motor de gasolina. Y, como suele suceder, la respuesta viene condicionada por una ecuación en la que interviene el precio, las prestaciones y el consumo.
Existen dos versiones de gasolina del CR-V, una con 173 CV, y otra con 193. Si estás dispuesto a renunciar al cambio automático, que no está disponible con el motor de 173 CV, y prima el precio de adquisición, los 3.300 euros de diferencia pueden ser un argumento definitivo para olvidarte del híbrido, porque el CR-V de gasolina con este motor va de maravilla (incluso el cambio manual es de lo mejorcito del mercado), anda mucho y gasta muy poco.
En el motor más potente, ya con cambio automático y acabado similar, el CR-V de gasolina cuesta unos 1.300 euros más que el híbrido. Y aunque tiene prestaciones algo mejores y en viajes largos su motor es más silencioso, nos quedamos con el híbrido, que además gasta en torno a 2 litros menos de combustible en uso real. Más si haces mucha ciudad.
Cuatro versiones disponibles: ¿qué acabado interesa?
El Honda CR-V Híbrido está disponible en cuatro variantes de acabado: Comfort, Elegance, Lifestyle y Executive.
Con acabado Comfort el precio parte desde 33.050 euros. Incluye de serie todos los asistentes y ayudas a la conducción de Honda Sensing (frenada automática de emergencia, reconocimiento de señales de tráfico, control de crucero adaptativo y asistente de mantenimiento de carril), llantas de 18 pulgadas, faros LED y climatizador automático. La factura en el caso del acabado Elegance sube 1.200 euros, y añade el sistema multimedia Honda Connect con navegador, la cámara de visión trasera y un climatizador que pasa a ser bizona.
Respecto al Elegance, el acabado Lifestyle supone un desembolso adicional de 4.600 euros. Aquí ya es de serie la tapicería de cuero, los cristales de privacidad, el parabrisas térmico, el sistema de alerta de tráfico cruzado para facilitar el aparcamiento marcha atrás y las luces dinámicas en curva. Por último, la versión Executive parte desde los 45.700 euros (casi 7.000 más que el Lifestyle, y cerca de 13.000 más que el Comfort), y aquí ya se incluye desde el techo panorámico a la instrumentación HUD, los asientos y el volante calefactables y la apertura del portón manos libres.
Existen paquetes de accesorios opcionales, como el Pack Aero, que cuesta 3.200 euros y proporciona un aspecto más dinámico. El Pack Convenience, con un coste de unos 750 euros, añade molduras, taloneras y faldones para proteger la carrocería. También puedes montar como accesorios una bola de enganche desmontable (870 euros) o retráctil (1.430 euros).
Nuestra versión recomendada, teniendo en cuenta el precio y el equipamiento, y contando ya con los elementos que consideramos imprescindibles, sería el Honda CR-V Hybrid Elegance, con un precio de tarifa de 34.250 euros. Aunque no descartaríamos la versión básica, por 33.050 euros, sobre todo teniendo en cuenta que el navegador es uno de los puntos flojos del CR-V.
Los rivales del Honda CR-V Híbrido
SUVs en la categoría del Honda CR-V hay muchos. Con motor híbrido todavía muy pocos: el Toyota Rav4 Hybrid, disponible desde 33.000 euros y también con versiones 4×2 y 4×4, y el Lexus UX 250h, de planteamiento algo más exclusivo y menos familiar que estos últimos, que parte desde los 35.900 euros. Por encima en tamaño y precio, aunque ahora con interesantes ofertas, está el Lexus NX 300h.
Si tienes posibilidad de enchufarlo, no descartes el paso a un SUV híbrido enchufable. Y ya los hay del tamaño y precio del CR-V. Nuestra opción más recomendable en este caso, como te contamos en la prueba del Mitsubishi Outlander PHEV, sería el SUV japonés, que puedes comprar desde 36.850 euros. Y no pierdas de vista al nuevo Ford Kuga PHEV, ya en los concesionarios con un precio desde 37.800 euros.
Entre los SUV con motor de combustión convencional, te vamos a recomendar dos. Por un lado, el Hyundai Tucson, que con sistema Mild Hybrid de 48 voltios tiene etiqueta ECO. Puedes optar por varios motores, pero elegiríamos el 1.6 CRDi de 136 CV con cambio DCT y acabado deportivo N Line, desde 34.865 euros con descuento. Por otro, un valor seguro y referencia en calidad y acabado entre las marcas no premium, como es el Volkswagen Tiguan. Te lo llevas por menos de 36.000 euros con acabado Advance, motor TSI de 150 CV y cambio DSG de 7 marchas.
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