Historia del Porsche 911, repaso a una saga insuperable. Parte 1
Repasamos la historia del Porsche 911 a través de sus ocho generaciones. Y toca empezar, cómo no, por la primera generacion del 911, para lo cual nos remontamos al año 1958.
Estamos a pocos días de abrir un nuevo capítulo en la historia del Porsche 911, historia de un linaje que pocas o ninguna marca puede presumir de haber perpetuado y alzado hasta la cumbre del automovilismo, tanto de producción como de competición. La octava generación del «nueveonce» se presenta la semana que viene en el Salón de Los Ángeles.
El último miembro de una saga cuyo objetivo es complicado ya que tiene ante sí el difícil reto de adaptarse a la era de los vehículos electrificados sin perder la esencia en la conducción que, desde hace más de 50 años, enamora a seguidores e, incluso, a sus detractores.
Pero este nuevo Porsche 911 tiene una herencia que, como decimos, hace necesario remontarnos a los orígenes de su concepción.
Porsche 356, el antecesor del 911
Ferry Porsche tenía un objetivo: crear el deportivo perfecto. Por ello, no cesó en su empeño de moldear carrocerías y mecánicas que se ajustaran a esta premisa. Desde 1956, los prototipos conocidos como Porsche TYP 644, Porsche TYP 695 centraron sus esfuerzos pero fue la inclusión al equipo de trabajo de su hijo mayor, Ferdinand Alexander Porsche, el que aportó sus conocimientos y sus propuestas para que el fabricante diera con la clave del futuro Porsche 911, se trata del TYP 356 A de 1958, el modelo que abrirá la antesala a la historia del Porsche 911.
Porsche 901, el primer 911
Otros prototipos de Porsche le siguieron: el TYP 754 T7 de 1960 y, sobre todo, el TYP 901 de 1961 muestran los trazos que darían lugar en 1963 al modelo definitivo que historia del Porsche 911 reconocería como tal. Ante una reclamación de Peugeot, este coche tuvo que ser rebautizado comercialmente el 10 de noviembre de 1964 como Porsche 911.
La primera generación del Porsche 911
La expectación ante este vehículo fue tal que, rápidamente, llegaron otros versiones, entre ellas, la celebre Targa. En honor a la mítica carrera italiana, la Targa Florio, Porsche fabrica un descapotable que se pueda homologar según los estándares de seguridad de Estados Unidos incluyendo la barra antivuelco tras los asientos, un techo plegable y una luneta abatible que, a la postre, serían las señas de identidad de la variante descapotable. Esta premisa no solo satisfizo la normativa norteamericana sino que supuso que 1965 fuera el año en el que el Porsche 911 Targa viera la luz en el Salón del automóvil de Frankfurt.
En 1966 una versión más deportiva llegaría a la historia del Porsche 911, el Porsche 911 S. Un vehículo que, aunque mantenía el motor de dos litros tenía una mayor compresión, válvulas más grandes, pistones de metal ligero y árboles de levas modificados y erogaba 160 CV de potencia. Así se alzaba como un deportivo de altas prestaciones, emociones y disfrute al volante gracias a contar con un interior de lujo donde el cuero cubría cada centímetro del habitáculo, todo ello con un precio de partida de 24.480 marcos alemanes del momento.
En 1967 se produce el Porsche 911 T, un modelo que recientemente ha sido revivido para satisfacer a los seguidores más puristas. Originalmente, este «nueve-once» Touring hacía de modelo de acceso sin renunciar a las emociones al volante pero sí a los lujos. Sus 110 CV resultaban más que suficientes para ello, en cambio, contaba con el equipamiento del Porsche 912, un modelo más básico que el del 911 con un motor de cuatro cilindros menos potente, lo que permitió fijar un precio para el Porsche 911 T 2.0 Coupé en 18.980 marcos.
El Porsche 911 y las carreras
En 1968 historia del Porsche 911 recoge el primer ejemplo donde se vuelca toda la experiencia y los éxitos en competición: el Porsche 911 L, un modelo que simboliza la relación entre Porsche y el automovilismo deportivo. Gracias a incluir una barra estabilizadora en el eje delantero, este vehículo era capaz de desenvolverse por carreteras de montaña con gran agilidad. Su precio era de 21.450 marcos.
Por encima estaba el Porsche 911 más radical del momento, el Porsche 911 R, una letra que iba más allá de su significado: Rennen, que en alemán significa carrera. Un coche del que solo se fabricaron 20 unidades entre 1967 y 1969, todas ellas pensadas para equipos de competición privados. Un pionero ya que introdujo materiales ligeros, lo cual le permitió pesar tan solo 820 kg y contar con un motor de 2.000 cc que, a 8.000 rpm, producía 210. El peso de este superdeportivo de 45.000 marcos.
En 1969 el Porsche 911 E Targa introdujo la bomba de inyección de gasolina lo que le convirtió en un modelo más eficaz, previamente el Porsche 911 E de 1967 ya había introducido este sistema, lo que le permitió cumplir la normativa anticontaminación estadounidense.
En 1969 la historia del Porsche 911 dio por finalizada la era del motor de dos litros. En su lugar el bloque 2.2 iría copando la gama incluso en las versiones vinculadas con la competición como fue el caso del Porsche 911 ST 2.2 Coupé, una variante aligerada orientada al uso en competición.
Otras versiones de competición ofrecieron cilindradas mayores y marcas históricas, por ejemplo, el bloque del Porsche 911 S 2.3 Coupé de 1970 pero fue su contemporáneo, el Porsche 911 S 2.4 Tour de France, el que es oficialmente, el Porsche 911 más ligero jamás construido gracias a marcar tan solo 789 kg. En 1972 el mundo se estremeció al ver en el Rallye de Monte Carlo un Porsche 911 S 2.5 Coupé con 270 CV. Éste último sería el aperitivo antes del plato principal.
Porsche 911 RS 2.7, un eterno referente
En el Salón de París de 1972 Porsche presentaba oficialmente el automóvil de calle que marcaría precedentes en los Porsche 911 más extremos: el Porsche 911 Carrera RS 2.7; un coche nuevo del que la historia del Porsche 911 conocería 500 unidades pero que, debido a la alta demanda, triplicó su producción hasta las 1.575. Cada una de ellas contaba con el bloque de 2,7 litros capaz de mover con sus 210 CV hasta los 245 km/h una masa total de 1.000 kg. Estéticamente, soluciones aerodinámicas como su característico alerón en forma de «cola de pato» lo diferenciaban del resto.
Pero si atendemos a la bestia de la primera generación del Porsche 911 debemos irnos hasta la versión de carreras del Porsche 911 RS, el Porsche 911 Carrera RSR. Un vehículo exclusivamente de competición cuyo motor de 3 litros alcanzaba la potencia récord de 300 CV y que se alzó con importantes victorias en 1973 tanto en circuitos, como las 24 horas de Daytona, como en rallyes, en la exigente Targa Florio, siendo el colofón y guinda de la primera generación del Porsche 911 de la que se fabricaron un total 111.995 unidades.
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