Historia del Porsche 911, parte 2: la Serie G. Renovarse para triunfar
El prestigio de la historia del Porsche 911 costó esfuerzo, una vez alcanzada la fama tocó afianzarla con la Serie G
En 1973 se cerró un capítulo en la historia del Porsche 911 y se abrió otra, posiblemente más difícil aún ya que, gracias a una fama que no hacía sino crecer, la segunda generación de «nueve-once» tenía la difícil tarea de mejorar lo anterior y subsanar carencias.
Así, el Porsche 911 Serie G se estrenó con la variante 911 2.7 Targa, un descapotable que había marcado un antes y un después y que, gracias a su motor, producía 150 CV capaces de catapultar hasta los 210 km/h a este deportivo de techo descubierto.
Este Porsche 911 modelo G se caracterizó por incorporar nuevas exigencias y medidas de seguridad. Desde las externas como paragolpes capaces de amortiguar impactos gracias a que se comprimían hasta 50 mm hasta los asientos con reposacabezas integrados o cinturones de seguridad de tres puntos de anclaje.
El Porsche 911 S 2.7 Coupé apareció para saciar las exigencias de quienes, además de un deportivo espectacular, querían disfrutar de su conducción. Por eso, el motor de 2.700 cc erogaba 175 CV y alcanzaba una velocidad máxima de 225 km/h
Además, se completaba el catálogo en esta primera fase de la historia del Porsche 911 Serie G el 911 Carrera 2.7 Coupé cuyo alerón de «cola de pato»recordaba al brutal Porsche 911 Carrera RS 2.7 que despedía la primera generación del Porsche 911.
Historia del Porsche 911, una evolución constante
Y llega la primera evolución mecánica, el Porsche 911 adopta un turbo. Fue a finales de 1973 cuando en el Salón del automóvil de Frankfurt se muestra el Porsche 911 Turbo Prototyp que, para mayor impacto lucía el frontal del que, a la postre, sería el Porsche 911 Carrera RS 3.0 y un alerón que, además de su funcionalidad aerodinámica, era un elemento de refrigeración.
En 1974 se comercializa el Porsche 911 Carrera RS 3.0 que, además de producir hasta 230 CV reducía su peso hasta los 1.060 kg, con tan solo 56 unidades fabricadas, es una de las versiones más cotizadas y exclusivas jamás fabricadas. Este año, en EE.UU. la mítica escudería Brumos Porsche logró con una de estas joyas el triunfo en la general de la Trans.AM y el IMSA GT.
También en competición el departamento de carreras de Porsche trabajaba en un arma definitiva para los circuitos, su nombre su tomado a partir del prototipo que abriría la era turbo y de las siglas más extremas para cualquier 911 de carreras: RSR. Así, el Porsche 911 Carrera RSR Turbo 2.1 fue el vehículo destinado a lanzar a la marca a lo más alto de los podios. Con un motor de 2.1 litros tenía una potencia de 500 CV, fue el primer coche de carreras del fabricante en contar con un turbo e intercooler.
1974 también fue el aniversario de la marca, celebraron el 25 aniversario de la creación de Porsche y, para celebrarlo, se produjo una serie exclusiva llamada Porsche 911 Sondermodell 25 Jahre Porsche de las versiones 911, 911 S y 911 Carrera. Se dintinguía por lucir asientos y revestimientos de piel en color azul y negro. Tan solo se realizaron 400 unidades.
Para 1975 aparece el nuevo motor de tres litros en el Porsche 911 Carrera 3.0 Targa que disponía de 200 CV y mayor par. También se incorporó al Porsche 911 Carrera coupé. En la primavera de este mismo año aparece el Porsche 911 Turbo 3.0, un modelo que se convertiría en la estrella de la gama gracias a que el motor de 260 CV permitía una velocidad máxima de 250 km/h. Además esta variante contaba con un chasis totalmente nuevo, el alerón plano que favorecía la refrigeración, además, en 1976 se sustituyó el ventilador de 11 aspas por uno de 5 que giraba a más revoluciones y llantas de 16 pulgadas.
Es en 1976 cuando aparece de serie el retrovisor en el lado del copiloto, otro elemento de seguridad que introdujo el Porsche 911 Serie G. A partir de entonces, además de la caja de cambios de serie de 4 velocidades, se ofrecía la de cinco y la Sportmatic.
En competición es el año del Porsche 935, un vehículo de carreras con el motor 2.8 capaz de producir 590 CV.
Siendo 1977 aparece la versión SC, una variante con pasos de rueda posteriores más amplios como los del Carrera, en 1978 solo se comercializaron dos variantes: el Porsche 911 SC de 180 CV y el Porsche 911 Turbo 3.3, esta nueva evolución contaba con un motor de 3.300 cc y una potencia que ascendía a 300 CV.
En 1978 el Porsche 911 Carrera 3.0 con Jean-Pierre Nicolas al volante se alzaba con la victoria en el exigente Rally de Monte Carlo, mientras que dos Porsche 911 SC Coupé realizaban el East African Safari Rallye con 5.000 km de recorrido acabando en segundo y cuarto puesto de la general. En circuitos la llegada del imponente Porsche 935/78 «Moby dick» eclipsó a cualquier otro modelo
Se le rinde homenaje a la pista de pruebas del fabricante en 1979. Algo que, a la postre, se convertiría en algo más que una nomenclatura adicional en la historia del Porsche 911 y de otros los modelos de la marca, así se produjo la edición especial Porsche 911 SC Weissach.
La historia del Porsche 911 en los 80
La década de los 80 trae novedades: el motor 930/60 del Porsche 911 Turbo 3.3 de 300 CV a 5.500 rpm ahora luce una salida doble de escape. En 1981 se presenta el prototipo Studie 911 Turbo 3.3 4×4 Cabriolet el cual recoge lo que acabaría siendo la versión de tracción integral y descapotable del modelo turboalimentado.
En 1982 aparece el impactante Porsche 911 Turbo 3.3 Coupé Flachbau, un modelo que modifica el frontal incluyendo, inicialmente, sus ópticas en el paragolpes y que, cinco años más tarde, se recolocaron en el capó siendo entonces escamoteables.
Desde la primavera de 1983 el mundo conoció una nueva versión, la cabrio, gracias al Porsche 911 SC Cabriolet. Una nueva forma de circular con el techo descubierto prescindiendo del arco de la versión Targa.
En otoño de ese mismo año el modelo fue sustituido por el Porsche 911 Carrera 3.2 Cabriolet que, además del techo corredizo, lucía el alerón plano como el de la versión Turbo, este coche disponía de un bloque de 3.200 cc y 231 CV incluyendo un nuevo sistema electrónico de gestión del motor que reducía el consumo de carburante.
Esto no supuso la eliminación de la versión Targa, de hecho el Porsche 911 Carrera 3.2 Targa con el bloque 3.2 se encuentra entre una de las versiones más apreciadas de todos los tiempos.
Derivado del modelo de producción, el Porsche Carrera 3.2 4×4 se destinó para realizar el desafiante Rallye París-Dakar. También en rallyes el Porsche 911 SC/RS fue el elegido para defender la marca dentro de la categoría de los coches del grupo B, con tan solo 20 unidades fabricadas, el motor producía 250 CV y su agilidad y empuje le permitían ser tan espectacular como efectivo.
En 1985 el presidente de la junta directiva de Porsche, Peter W. Schutz, recibía el vehículo que expresamente había pedido: un Porsche 911 Carrera 3.2 Speedster Turbolook apareciendo así otra nueva variante de techo descubierto.
La nueva caja de cambios G50 llegaba a la historia del Porsche 911 Serie G en 1986, una versión reforzada con un sistema de sincronización más manejable y efectiva. Ese año el Porsche 911 Carrera 3.2 Cabriolet incluía la capota eléctrica cuyos mecanismos de apertura y cierre también se bloqueaban o desbloqueaban electrónicamente.
El año de 1987 llega con una cifra récord: el Porsche 911 logra fabricar 250.000 unidades. Para conmemorarlo se producen 875 del Porsche 911 Carrera 3.2 Sondermodell 250.000 cuya pintura en «Silver diamond» e interiores en piel contaba también con una placa conmemorativa en su habitáculo.
En 1989, el peso de la herencia del Porsche 356 Speedster recae en la producción en serie del Porsche 911 Carrera 3.2 Speedster Turbolook. Un descapotable del que tan solo se fabricaron 2.103 unidades.
También se comercializó el Porsche 911 Carrera 3.2 Speedster, una variante estrecha aún más exclusiva al realizarse solo 171 coches dando fin así a otro capítulo en la historia del el Porsche 911, la Serie G, la esta segunda generación del «nueve-once».
La Historia del Porsche 911
-Parte 1: Repaso a una saga insuperable
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