Historia del Porsche 911, parte 6. Generación 997, el «nueve-once» de la reconciliación
En la historia del Porsche 911 hay modelos que sientan la paz o abren brechas. La generación 997 trajo de nuevo paz y gloria al icono germano.
Si en la historia del Porsche 911 hay una generación que haya sabido apaciguar e incorporar a nuevos seguidores sin molestar a la vieja guardia, ésa es la conocida como 997.
Este modelo se presentó en verano de 2004 con la premisa de hacer olvidar toda la controversia que la generación anterior, la del Porsche 911 996, trajo sin echar a perder nuevos alicientes como las versiones GT3 y GT2.
El nuevo Porsche 911 volvió a ofrecer una estética más tradicional, con faros circulares sin distracciones, una silueta inconfundible y una zaga que era continuísta con la de su antecesor, al menos en su primera evolución, y demostraba un esfuerzo en cuanto a la aerodinámica que fijaba su cW en 0,28.
Sea como fuere, la historia de este Porsche 911 997 empieza con el Porsche 911 Carrera de motor bóxer con 3.600 cc y 325 CV pero, poco después, aparece el primero de los grandes alicientes la nueva hornada: el Porsche 911 Carrera S.
Gracias a aumentar en 3 mm el diámetro de sus cilindros, el bloque ofrecía un volumen de 3.800 centímetros cúbicos, lo que suponía un aumento de la potencia hasta los 355 CV, el motor de mayor cilindrada instalado en un «nueve-once» Carrera hasta el momento.
Además, este Porsche 911 Carrera S contaba con un chasis que portaba una suspensión con sistema de regulación activa, aportándole una carácter mucho más deportivo de lo que podría esperarse. Además, con una aceleración en el 0-100 de 4,7 segundos una velocidad máxima de casi 300 km/h, quedaba claro que esta variante no era algo más que un simple Carrera mejorado sino un nuevo escalón en la gama.
En 2005 apareció la versión del Porsche 911 Carrera S Cabriolet que, como novedad, ofrecía dos barras antivuelco insertas en el pilar A y dos barras de accionamiento automático tras los asientos posteriores que que se desplegaban solo en caso de siniestro.
Para el mes de junio aparecerían las versiones de tracción a las cuatro ruedas: Porsche 911 Carrera 4 y Porsche 911 Carrera 4S, un mes más tarde sus versiones Cabriolet.
En el invierno de 2006 apareció el esperado Porsche 911 Turbo. En el Salón del automóvil de Ginebra la marca alemana presentó el tope de gama, un deportivo que, además de por su potencia (480 CV) recaló la atención por se el primer motor en contar con geometría variable del turbo. En 2007 llegó la alternativa descapotable con el flamante Porsche 911 Turbo Cabriolet.
Nuevamente, la variante Targa hizo su presentación y, como desde la generación del Porsche 911 993, el acristalamiento del techo era el máximo atractivo para esta opción de cuatro ruedas motrices.
Pero, si atendemos a las peticiones más deportivas, nuevamente en la historia del Porsche 911, la llegada de un Porsche 911 GT3 en 2006 sería lo más parecido al Porsche de circuitos homologado para carretera ordinaria. Esta versión ofrecería un motor de 3.600 cc atmosférico capaz de producir 415 CV y alcanzar una velocidad máxima de 315 km/h, un coche que sirvió de base no solo para el Porsche 911 GT3 Cup sino para una versión más extrema de 440 CV solo para circuitos aparecida en 2008.
Pero si hubiera que destacar un coche radical para uso diario y en vía pública en esta primera hornada en la generación del Porsche 911 997 ése fue el Porsche 911 GT2. Una bestia de 530 CV cuyo potencia se dirigía solo al eje posterior, muy difícil de domar, que impresionaba tanto como enamoraba por su conducción y por su arrogante estética.
Y se hizo la luz en la evolución de la historia del Porsche 911
Así se cerraba la primera parte de la historia del Porsche 911 997 ya que, desde el verano de 2008, la nueva evolución, conocida como 997.2 resultaría el primer ejemplo de introducción en la era de iluminación por diodos láser o LED.
Esta reconversión de la iluminación halógena a la láser no solo suponía un lavado de cara sino un uso más eficaz de la energía, reduciendo tanto el tiempo de respuesta como el consumo energético.
Pero los cambios que introdujo en la historia del Porsche 911 su versión 997.2 no solo fueron estos ya que, gracias a una mejora en el sistema de inyección directa, el consumo de gasolina se redujo considerablemente a la vez que aumentaba la potencia hasta los 345 CV en el caso del Porsche 911 Carrera y a 385 en el del Carrera S.
De nuevo la cita en el salón suizo sirvió a Porsche para presentar su versión más atractiva: la del nuevo Porsche 911 GT3. Con un elaborado trabajo aerodinámico, su motor también mejoraba y ganaba 20 CV, ofreciendo 435 CV en un vehículo de aspiración y de propulsión trasera.
El Porsche 911 Turbo 997.2 no se haría esperar, tampoco su variante Cabriolet y, con ellas, un motor de 500 CV para disfrutar de un vehículo de tracción total.
2010 trajo el anticipo de uno de los modelos más apreciados de la marca. Recuperando, una vez más, las siglas RS, el Porsche 911 GT3 RS ofrecía una versión extrema del Porsche 911.
Para ello se buscó aumentar la potencia, reducir el peso, trabajar la relación de marchas, aumentar la eficacia aerodinámica y afinar el comportamiento de un chasis propio de un modelo de competición.
Y, como a lo largo de toda la historia del Porsche 911, las ediciones especiales no solo se ofrecían como distinción a ciertos clientes sino que ponían los dientes largos a quienes soñaban con poseer cualquiera de sus modelos.
Una de esas versiones limitadas es la del Porsche 911 Sport Classic de 2010, un vehículo de 408 CV, suspensión PASM deportiva,caja de cambios manual y frenos PCCB que recogía la esencia de las versiones deportivas de los primeros Porsche 911 en una interpretación y adaptación de lo que la tecnología de principios de esta década podría aplicarse al Porsche 911 perfecto.
Con tan solo 250 unidades fabricadas del Porsche 911 Sport Classis, es una de las versiones más codiciadas y cotizadas de todos los tiempos.
Pero en 2010 la sexta generación se encaminaba a su final y con ella la más de las dulces despedidas: una interpretación definitiva de la variante Turbo: el Porsche 911 Turbo S de 530 CV de potencia, 700 Nm de par un 0-100 en 3,3 segundos que lo encumbraba como uno de los más excepcionales deportivos del mercado del momento.
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