Historia del Porsche 911, parte 4: el 993, un “nueve-once” de transición
Tras 30 años en la historia del Porsche 911, tocaba el momento de renovarse estéticamente
La historia del Porsche 911 no es fácil. Con tres generaciones a sus espaldas, el Porsche 911 se enfrentaba al tradicionalismo contra los vanguardistas ya que, con unas líneas prácticamente calcadas desde el nacimiento del originalmente conocido como Porsche 901, la primera generación, pasando por el Porsche 911 930 o Serie G, hasta el último de los Porsche 911, el 964, habían permanecido casi inalterables.
En 1991 comenzaron los trabajos de diseños del nuevo miembro de la familia, el Porsche 911 993. Con una hoja en blanco, el equipo de trabajo esbozaba las líneas maestras del nuevo coche que debía mantener la esencia del «nueve-once» pero adaptándose a un mercado, no solo automovilístico, que exigía estar a la moda y no anclarse.
Para satisfacer a todos, en el Salón de Frankfurt de 1993, 30 años después de dar comienzo la historia del Porsche 911, aparecía la cuarta generación: el Porsche 911 Carrera tipo 993.
Para no dejar a propios y extraños boquiabiertos, Porsche avanzó su llegada con una campaña publicitaria destacando los aspectos más novedosos de este nuevo Porsche 911 donde, por encima de todo, su aspecto.
En 1994 llegaba la primera variante: el Porsche 911 Cabriolet, una versión que, para esta ocasión, solo se ensamblarían 7.730 unidades a un precio de 142.600 marcos. En otoño del mismo año aparecería la variante Carrera 4 de tracción total.
El Porsche 911 Turbo 993 no se hizo ni se podía hacer esperar e irrumpió en escena en primavera de 1995, el nuevo tope de gama llegaba con el motor más potente de la historia del Porsche 911, hasta el momento, con 408 CV disponibles transmitidos a sus cuatro ruedas gracias a la tracción total.
Su aspecto, donde destacaba una zaga ensanchada hasta 60 mm respecto de la versión Carrera, contaba con un alerón de dimensiones solo comparables a las versiones más radicales de generaciones anteriores, también incorporaba soluciones medioambientales que mejoraban la calidad de los gases de escape expulsados al aire.
La cascada de presentaciones era incesante y se echaba toda la carne en el asador casi desde el inicio. Así, casi solapándose en el tiempo, se presentaba el Porsche 911 Carrera RS que, con un peso de 1.270 kg reducía en 100 el del Carrera de serie, solo existirían 1.14 ejemplares. Pero había más, este RS se ofrecía en una versión básica y la Clubsport de la que tan solo se produjeron 227 unidades.
Pero si atendemos a Porsche 911 extremos, nos acercamos a la llegada de uno de los más radicales: el Porsche 911 GT2 de 1995. Alzándose con el título de deportivo más rápido del año, esta producción llevada a cabo por el departamento de competición de Porsche pero con homologación para circular por vía pública, contaba con entradas de aire adicionales, unos paragolpes con spoilers laterales y una carrocería ensanchada hasta límites jamás vistos anteriormente.
El alerón, muy similar al de Carrera RS Clubsport, no hacía sino cerrar un kit aerodinámico que no dejaba indiferente a nadie. Pero donde mayor miedo podía infligir a sus rivales era mecánicamente: el Porsche 911 GT2 contaba con un motor gestionado por una centralita exclusiva que elevaba hasta los 430 CV a 5.750 rpm la potencia dirigido sin concesión al eje trasero. Un vehículo que, en su versión de competición, pudo alcanzar los 600 CV.
Desde el verano del mismo 1995, otra de las innovaciones que presentaba el Porsche 911 Carrera fue su sistema de cambio de marchas con botones en el volante que permitía la selección de las velocidades mediante un pulsador integrado en sus radios.
Otras versiones llegarían, como la del Porsche 911 Carrera 4S coupé o la esperada Targa… que rompió moldes, como el propio 993 hizo dentro de la historia del Porsche 911.
En el siguiente Salón del automóvil de Frankfurt a la presentación de la cuarta generación del 911, irrumpió un nuevo concepto de descapotable, el nuevo Porsche 911 Targa tipo 993 perdía su arco sobre las cabezas de los ocupantes y lo sustituía por una superficie acristalada. Una revolución estética que no sentó a fieles ni a recién llegados por igual.
Basado en el Porsche 911 Cabriolet, en el Porsche 911 Targa el techo era anclado a la carrocería modificada del cabrio y se fijaba al marco del parabrisas, al pilar B y a la bandeja trasera. El resultado era un techo corredizo que se abría y cerraba eléctricamente en unos 10 segundos
Dentro de la generación del Porsche 993, en 1996 se presentaba una de las piezas clave de la saga y de la historia del Porsche 911 pero, en este caso, de inicio era un modelo destinado a la competición homologado dentro de la nueva categoría GT1, el Porsche 911 GT1del cual tuvo su réplica en la variante homologada para matricular, conocida como Porsche 911 GT1 Straßenversion tal y como exigía la normativa FIA.
En 1997, con una gama ampliada con variantes como Porsche 911 Carrera S, ya se trabajaba en el reemplazo del 993, el siguiente capítulo en la historia del Porsche 911 se había comenzado a escribir. El sucesor sería conocido como Porsche 911 996 y si la historia del 993 había sido complicada, la del 996, más aún.
Pero antes de cerrar esta etapa, el departamento Exclusive de Porsche aún entregaría entre 1997 y 1998 345 unidades del Porsche 911 Turbo S cuyo motor de 450 CV se encumbraba, de nuevo, como el más potente jamás construido… tan potente como el de los últimos Porsche 911 GT2 fabricados que, gracias a una vuelta de tuerca a su mecánica, también en éste se ascendía de los 430 a los 450 CV de potencia.
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