España: paraíso de los coches mileuristas

Una simple operación de aritmética: si en el primer trimestre del año se han vendido en España más de 400.000 vehículos de segunda mano (el doble que los vehículos nuevos) y el 46% de ellos son coches mileuristas, quiere decir que unos 184.000 de estos vehículos de más de 10 años han cambiado de dueño.

Los coches mileuristas y para mileuristas han ganado la batalla y son los que ahora se mueven: la mayoría de mileuristas en el total de ventas, aventajan a los coches de entre 5 y 10 años que han conseguido el 26% del mercado; quieran o no nuestros gobernantes y cierta gente que todavía se resiste a creer que esto actuará igual que la burbuja inmobiliaria, nada va a volver a ser como antes; el vehículo pensado para el mileurista o el coche de muy bajo coste ha llegado para quedarse.

Que un vehículo esté usado, o muy usado, no tiene porqué ser sinónimo de chatarra. Muchos de estos coches no le envidian nada a un coche nuevo de gama baja tanto en rendimiento como en consumos, incluso en equipamiento. Claro que no todo es color de rosa; algunas veces la misma crisis hace que el anterior dueño no le haya dado el mantenimiento apropiado y que luego tengamos que pagar en reparaciones más de lo que ha costado el coche, de modo que el presupuesto que tengamos que alistar en un coche usado por lo que pueda pasar tendrá que ser de al menos unos 2.000/2.500 euros considerando gastos adicionales.

Ejemplos de este tipo de vehículos hay muchísimos y para todos los gustos y colores. Un hermoso Audi 80 (que hasta me da ganas de comprarlo) o un Peugeot 306 de 1998 no son malas compras por poco más de 1.000 euros. Con 1.200 euros, un Opel Corsa con motor de 1 litro te dará unos consumos muy bajos y con un poco más de dinero ya llegas a un Opel Vectra diésel, por ejemplo.

No pretendo que España se convierta en escenario de Mad Max, sino que son buenos coches mientras tratamos de levantar cabeza y nos acostumbremos. Se ha roto la falsa burbuja del crédito, gran parte del sector de consumo no tiene trabajo y los precios de coches nuevos en algunos casos son exagerados, unos precios que tampoco se pueden bajar para no perder el poco margen de ganancia que tienen los concesionarios.

Esto todavía va para largo, señores. Tal vez el coche mileurista sea el pilar de la recuperación y no la desgracia de una España ilusoria que vive de buenos recuerdos de años recientes como lo quiere ver Anfac, Ganvam y otros. De momento, esto es lo que hay.