La regeneración del filtro de partículas de un coche diésel supera los límites legales
Un estudio de Transport&Enviroment concluye que, durante la regeneración del FAP, un coche diésel superó hasta un 115 % los límites legales de expulsión de partículas
El grupo de presión ecologista Transport&Enviroment, en adelante T&E, ha publicado en los últimos meses textos interesantes. De ellos destacan uno donde se ponía de manifiesto abiertamente que, a pesar de la responsabilidad de la industria automovilística para con la generación de emisiones contaminantes, el sector de los transportes tiene una asignatura pendiente también cuanto a las navieras como origen de las concentraciones de gases de efecto invernadero en determinadas localidades y otro el caos que podría provocar la proliferación de los vehículos autónomos.
Sea como fuere, en este caso, T&E ha puesto su atención sobre los coches diésel más modernos. Aquellos que cuenta, de manera obligatoria, con medidas anticontaminación como es el filtro de partículas, también conocido como FAP o filtro antipartículas.
Como hemos tratado en diferentes artículos correspondientes al famoso y temido filtro de partículas, en resumen, su cometido es destruir los residuos contaminantes procedente de la combustión de los hidrocarburos antes de ser expulsados a la atmósfera.
Pero, lejos de ser un aliado contra la agresión al entorno, T&E, de la que la organización Ecologistas en Acción forma parte, ha solicitado un estudio sobre el funcionamiento en dos coches diésel modernos ya matriculados, obteniendo unos resultados, cuanto menos, sorprendentes.
Más partículas expulsadas de lo permitido
Para este estudio se han tomado dos coches homologados según la normativa Euo 6 d (temp), el primero ha sido el Nissan Qashqai, el SUV más vendido de 2019 y el tercer automóvil con mayor número de matriculaciones en el pasado ejercicio y el nuevo Opel Astra. El test focalizaba la recogida de datos durante el proceso de regeneración del FAP.
Durante este proceso, que suele requerir un tiempo próximo a 15 minutos, para el caso del Nissan Qashqai, la cantidad de partículas expulsadas suponía un 32 por ciento más de lo que el límite legal permite. En el caso del Opel Astra, el porcentaje se disparaba hasta el 115 %.
Según las exigencias del marco legal vigente, las mediciones que se toman en la expulsión de los gases producidos en la quema del gasóleo, no se realizan mediciones durante estos procesos de regeneración que, dependiendo del coche y de su uso, suelen suceder, aproximadamente, cada 500 km.
Para T&E, la discriminación de las diferentes fases del funcionamiento del filtro de partículas permite que, en las fases de mayor expulsión de tóxicos sean ignorados, esto implica que, entre el 60 y el 99 por ciento de las emisiones de partículas resultan despreciadas como si su producción fuera inocua.
De hecho, se alarma sobre que estas partículas, dependiendo de su grosor, pueden afectar a la salud, de manera directa, porque pueden recalar en los pulmones al no ser filtradas de manera natural por el sistema respiratorio.
Finalmente, el documento pide a la Comisión Europea que se revisen y comprueben las emisiones reales de los vehículos una vez son vendidos con el fin de evitar que se den situaciones como las que recoge este estudio.
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