Si tu coche tiene indicador de marcha recomendada, esta es la mejor forma de reducir el consumo
Los indicadores de marcha recomendada son ya muy habituales en cualquier coche moderno con caja de cambios manual. Están pensados como una ayuda para el conductor, indicando el momento óptico teórico para cambiar de marcha. La duda que se le plantea a muchos usuarios es, ¿merece la pena hacerlos caso? ¿Son realmente una indicación fiable de cuándo tengo que cambiar de marcha? Si los hacemos caso, ¿permiten ahorrar consumo?
En la mayoría de los fabricantes estos sistemas funcionan con un pequeño número o una flecha en el cuadro de la instrumentación, si bien es frecuente que a menudo quede demasiado disimulada como para acabar prestando atención sin descuidar el tráfico. Si es así en tu coche, mucho ojo. Mejor que aprendas a “sentir” el motor, y a cambiar cuanto te lo pida el coche, como se suele decir coloquialmente, que ir pendiente de la lucecita o del número de la marcha que el coche te recomienda llevar en cada momento, y perder de vista el tráfico.
¿Merece la pena seguir las indicaciones del asistente de cambio de marcha para consumir menos combustible?
Seguramente te hayas hecho alguna vez esta pregunta, y la respuesta es afirmativa. Siempre puedes comprobarlo por ti mismo. Si tu coche dispone de este asistente, resetea el ordenador de viaje para poner el consumo a cero y realiza tus trayectos habituales intentando seguir las indicaciones del asistente de marcha recomendada; no hace falta obsesionarse con ello, pero sí conviene intentar cambiar de marcha cuando el asistente «te lo pida». Es muy posible que a veces el sistema te sorprenda pidiendo que pases a una marcha superior cuando podría parecerte que es demasiado pronto; pero si «obedeces», verás que el motor puede con ello.
Tras una jornada -o varias, tú decides-, apunta el consumo medio, resetea… y ahora olvídate del indicador de cambio de marcha. Procura no mirarlo, puedes incluso taparlo con un poco de cinta adhesiva. Intenta conducir de forma eficiente pero despreocupada, cambiando “de oído”. Lo más pronto posible en aceleración buscando las marchas más largas, e intentando ganar revoluciones de manera suave, sin pisar con el pie derecho más de lo necesario; pero sin renunciar a acelerar para cambiar ágilmente de carril o para no vernos adelantados por todo el mundo al salir de un semáforo. Apunta el resultado… y compara. No será difícil que veas diferencias hasta un litro más de consumo cada 100 km si no haces caso al indicador, en función del coche y de tu estilo de conducción.
Pero seguro que también te estás haciendo la siguiente pregunta: ¿se puede ser más eficiente conduciendo sin hacer caso al indicador? La respuesta es: sí, se puede. O al menos igualarlo; pero no esperes bajarlo mucho más allá de una o dos décimas de litro por cada 100 km. Y además, te requerirá una conducción que puede llegar a ser estresante, aplicando todos los “trucos posibles para conducir de forma eficiente”, mientras que si sigues las recomendaciones del indicador de marcha los bajos consumos te saldrán de forma más natural.
Consejos para cambiar de marcha de forma eficiente
Tanto si tu coche no tiene un indicador de marcha recomendada, como si lo tiene y no quieres hacerle caso, hay unos cuantos consejos que siempre conviene tener en cuenta. Y ya no es solo una cuestión de consumo: la conducción eficiente también alarga la vida del motor.
La principal máxima a seguir es que el motor consume menos cuando se conduce circulando con la marcha más larga que sea posible según el tráfico… y el propio funcionamiento del motor. Llevarlo muy bajo de vueltas supone que vaya forzado, algo que compromete no sólo el consumo, también la seguridad (no tienes capacidad de respuesta) y la fiabilidad mecánica.
En términos generales, lo ideal es utilizar siempre la primera marcha sólo para arrancar, cambiando a segunda cuanto antes, apenas unos dos segundos tras iniciar el movimiento. A partir de aquí, conviene conocer el motor de tu coche, y prestar atención al cuentavueltas, que será tu mejor aliado. Como norma general se establecía que en los motores diésel hay que cambiar a una marcha superior entre 2.000 y 2.500 rpm, y entre 1.500 y 2.000 rpm en los gasolina, pero esto puede variar en función de cada motor (cilindrada, funcionamiento del turbo, etc). Si ves que el coche responde sin “ahogarse”, otra referencia puede ser la velocidad: de segunda a tercera a partir de unos 30-35 km/h, de tercera a cuarta a partir de los 40 km/h, y de cuarta a quinta sobre los 55 km/h.
Y recuerda, es preferible circular en marchas largas pisando el acelerador entre el 50 y el 70 por ciento de su recorrido –por establecer una referencia– que hacerlo en marchas cortas con el acelerador menos pisado, pero con el motor más revolucionado.
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