Coches ecológicos que fracasaron

Miguel Lorente     3 diciembre 2018     6 min.
Coches ecológicos que fracasaron

Estos son algunos de los coches ecológicos más destacados que, por uno u otro motivo fracasaron… o no triunfaron. Vehículos con un buen fin, pero con poca suerte.

La moda por los vehículos ecológicos no es tan reciente como parece. Antes hubo un buen puñado de ejemplos de coches eco que fracasaron. Propuestas de fabricantes o proyectos de pioneros que quisieron difundir el coche híbrido o eléctrico pero que, por uno u otro motivo, quedaron en un triste ejemplo de que, a veces, estar en el lugar y en el momento preciso, es fatal.

Coches ecológicos que fracasaron: GM EV-1

Sus siglas lo dicen todo: GM EV-1, General Motors Electric Vehicle 1, es decir, el primer coche eléctrico de General Motors. Posiblemente sea uno de los mayor escándalos en la industria automovilística o, al menos, uno de los coches en los que mayores conspiraciones recaen sobre él.

Nos situamos a final del siglo pasado, las guerras por el petróleo superan las ansias de los gobiernos por conquistar territorios simplemente por expandirse. Las crisis vividas por la escasez del oro líquido ponen a trabajar a los «departamentos de ingenios y soluciones mágicas» y General Motor decide experimentar con la electricidad. Surge el prototipo GM Impact de 1990, un deportivo eléctrico que anticipa un cambio de mentalidad en la potente industria americana del automóvil.

Así, en 1996 aparece el GM EV-1, considerado como el primer deportivo eléctrico del mundo.

Este coche eléctrico contaba inicialmente con una batería de ácido de plomo aunque posteriormente se sustituyó por una de níquel hidruro-metálico. La autonomía teórica le permitía circular, dependiendo de la versión, desde casi 130 km a 225, en parte, gracias al ejercicio de diseño aerodinámico que mejoraba el coeficiente aerodinámico (Cx) de 0,19 (para que te hagas una idea, el Tesla Model S tiene un 0,24 y un autobús 0,49).

Este coche fue un escaparate rodante, de hecho no estuvo a la venta sino que se cedió en forma de leasing a personas o celebridades que GM consideraba óptimas, todas ellas en el área de California donde disponían de una red de 300 cargadores.

La expansión del coche eléctrico, o al menos de los vehículos electrificados, parecía una realidad, hasta que, de golpe y porrazo, GM dio carpetazo al EV-1 sin motivo aparente. Tanto fue así que la historia de este coche acabó con más sombras que luces al destruirse casi todos los ejemplares. Amparándose en el contrato de cesión, como leasing, los GM EV-1 fueron llevados al desierto de Arizona donde eran destruidos.

El caso del GM EV-1 llegó al cine, la película «Quién mató al coche eléctrico» (2006) recoge la historia del más famoso de los coches ecológicos que fracasaron.

Coches ecológicos que fracasaron: REVA G-Wiz

El REVA G-Wiz es otro ejemplo moderno de coches ecológicos fracasados que podrían haber sido todo un bombazo comercial pero que poco más que quedó en un anécdota. Este vehículo indú fue obra de una empresa perteneciente a Mahindra, la Reva Electric Car Company, de sus siglas que también se le conociera, sencillamente, como REVA.

REVA REVAi G-Wiz

Un vehículo eléctrico que quisieron popularizar gracias a sus dimensiones y a su precio pero que quedó en poco más que una anécdota. De hecho se comercializó desde 2001 en 26 países, también no sin dificultad ya que, por sus características fue vendido casi como poco más que un vehículo de desplazamiento personal hasta un cuadriciclo pesado.

Hubo hasta tres generaciones, ninguna de ellas logró cuajar, entre otros motivos dado su precio: desde las 9.995 libras esterlinas de la versión inicial vendida en Gran Bretaña hasta los 13.000 dólares para EE.UU. Su periplo acabó diluyéndose hasta que en, en 2013, cesó la comercialización convirtiéndose en, sino otro de los coches ecológicos que fracasaron, otra alternativa que, en vez de popularizarse, quedó en una opción minoritaria.

Coches ecológicos que fracasaron: Coda

Sin otro distintivo comercial que el nombre de la marca, el sedán Coda fue un coche eléctrico californiano singular.

Además de la fugacidad de su vida comercial, tan solo se fabricó durante un año y tan solo se vendieron 117 unidades y la singular historia de su concepción parte de los años 1990, pero vayamos al final, a 2013 cuando la empresa Coda Automotive se declaró en bancarrota y la aventura termino.

Coda EV

Años atrás, en 2004, en el Salón del automóvil de Pekín se presentó el Hafei Saibao, un vehículo fabricado por el fabricante local Hafei cuyo diseño fue obra de Pininfarina (si observas con detenimiento, verás rasgos de algún que otro coreano obra del mismo estudio).

Coda Automotive eligió el Hafei Saibao como base de su futuro coche eléctrico. Lo más rocambolesco de este Saibao es que, su chasis, se basaba en el del Mitsubishi Lancer de finales de los años noventa. Es decir, el Coda era un coche eléctrico ¡que era la reencarnación de otro coche en una vida anterior!

Con el lienzo ya esbozado, el Coda contaba con un motor de 100 kW (130 CV) y un sorprendente par de 300 Nm, la energía se almacenaba en una batería de 31 kWh que abarcaba una autonomía de tan solo 142 km. Su elevado coste, 39.900 dólares, y su escaso atractivo, en su práctica totalidad, condenó al Coda sedán a la ostración y al fracaso convirtiéndose en uno de los coches eco que fracasaron en todos los sentidos.

Coches ecológicos que fracasaron: Fisker Karma

El Fisker Karma es el último ejemplo de los coches ecológicos que fracasaron recientemente por no poder encontrar su lugar. La empresa fue fundada por Henrik Fisker, quien puso su apellido a la empresa, Fisker Automotive, tuvo su sede también en la soleada California.

Fisker es uno de los ilustres apellidos en la industria del automóvil, suyos fueron los diseños de, entre otros, el Aston Martin DB9, V8 Vantage o el mítico BMW Z8.

Sea como fuere, en 2005 decide aunar esfuerzos con Bernhard Koehler para trabajar en proyectos que desembocarían en el diseño y fabricación de un coche híbrido, una berlina de lujo ecológica.

Fisker Karma

En 2009 anunciaron la llegada del Fisker Karma, un PHEV, es decir, un coche híbrido enchufable que, finalmente, se retrasaría hasta 2011. Problemas de inestabilidad con el software y, más aún, problemas financieros por falta de inversión, llevaron a que en 2012 cesara la producción y, en 2013 el propio Henrik Fisker dimitió como CEO sentenciando a muerte a la empresa. En 2017 el grupo chino Wanxiang Group compró los activos de Fisker con la intención de reactivar la marca, el karma y la fabricación del Karma también.

En total 2.450 unidades fueron fabricadas y vendidas de este coche híbrido enchufable. El precio del Fisker Karma en Europa se establecía en casi 80.000 euros. Una berlina híbrida de lujo de  que contaba con un motor 2.0 de gasolina, turbo y dos bloques eléctricos que, en conjunto, dotaban al Fisker Karma con 408 CV de potencia y una autonomía en modo eléctrico puro de 80 km.

 

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