Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio Q4: un SUV que emociona
Alfa Romeo se vuelve a reinventar, también con los SUV. Con este Stelvio Quadrifoglio Q4 y sus 510 CV de potencia solo podemos rendir tributo a una marca que, cuando quiere, emociona como la que más.
La escalada de potencia es algo emocionante, estimula, atemoriza y se presenta como algo retador… ¿Seré capaz de conducir o sacar el máximo partido a un coche que me ofrece más de 500 CV? Ese es el encanto que nos brinda Alfa Romeo con el Stelvio Quadrifoglio. Un SUV sublime, por diseño, por bastidor, por motor y por tecnología aplicada al servicio de la deportividad. Un SUV que se ha ganado por méritos propios estar en nuestro Top 10 de los SUV más deportivos del mercado.
Si nos ponemos en plan legalista es difícil saber lo que da de sí el Alfa Stelvio Quadrifoglio. A no ser que prescindamos de las aburridas normas y nos escapamos de ellas. Ya sea en una maravillosa autopista alemana, de esas en las que puedes dar rienda suelta a los sueños y al acelerador. O, sin ir tan lejos, poder circular en un circuito de velocidad donde no hay radares, helicópteros o trípodes. Un entorno que en principio no parece el más natural ni lógico para un SUV.
El Stelvio más poderoso está a la venta desde 104.000 euros con un equipamiento espectacular.
Pero que al final el circuito es el único escenario posible para exprimir sus prestaciones. Solo así podremos sacar partido a esos 510 arrolladores y casi brutales caballos de potencia. Solo así podemos violentar al imponente motor V6 biturbo de 2,9 litros del Stelvio Quadrifoglio. Una obra de arte por sus equilibradas formas y por la tecnología y la manera en la que transmite su arrolladora fuerza.
Un SUV preparado para lucirse en circuito
Buena cuenta de ello han dado los pilotos de la marca italiana. Han disfrutado como nadie para dejar en siete minutos y cincuenta y un segundos el récord de vuelta en el circuito de Nürburgring para este tipo de coches. SUV de alto rendimiento, una parcela en la que están representadas las principales marcas. Y un segmento en el que en este momento no se admite broma alguna y existe un rivalidad salvaje: Porsche, Mercedes, BMW, Audi… Sin llegar a los extremos del abusivo uso que hicieron de sus cualidades los pilotos en el viejo Nürburgring, lo cierto es que el Stelvio Quadrifoglio emite una música celestial. Y no es necesario alcanzar las 6.500 rpm, que es cuando se alcanzan esos 510 CV.
Un motor como este se hace enorme solo con su más humilde descripción. Fabricado en aluminio y con detalles de tecnología de vanguardia, más habituales del mundo de la competición que en los concesionarios. Entre ellos, el uso de un cárter seco que asegura una óptima lubricación interna y que permite bajar el centro del gravedad del motor. Y por tanto del coche, que en un SUV es algo muy de agradecer sencillamente por su mayor altura al suelo. Todo suma a la hora de contener así su mayor “torpeza” dinámica, insisto, sobre el papel y frente a un coche más bajo.
Un motor contundente
El motor V6 incorpora lo más nuevo. Como la desconexión electrónica de una de las bancadas de cilindros para contener el consumo cuando el conductor no necesita tanta potencia. No por tener 510 CV bajo el capó tienes que ir siempre a tope, y resulta de lo más placentero conducirlo “de paseo”. Y conseguir los nueve litros de consumo medio que ofrece. Cierto es que nos costó bastante, pero lo conseguimos. Claro que lo que lo que realmente nos complace es su carta de presentación en lo referido a las prestaciones. Pasar de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos y alcanzar los 283 km/h está al alcance de muy pocos SUV.
Al ritmo que permite el motor y el chasis también es de agradecer que para disipar temperaturas se disponga de elementos tan costosos pero útiles como las válvulas rellenas de sodio. E incluso algunos de los detalles de diseño exterior que sirven para diferenciarlo de sus hermanos de gama. Esos rasgos advierten a curiosos, pero entendidos, que este coche no es cualquier cosa. Y ayudan a disipar algo del enorme calor que generan motor y frenos gracias a las branquias que hay dispuestas sobre el capó o la cuádruple salida de escape, que asusta por su diámetro.
Mucho más atractivo es el diseño de las espectaculares llantas de aleación, de veinte pulgadas y diseño exclusivo. Han sido dibujadas con grandes huecos circulares perfectos para evacuar el calor que generar los enormes disco de freno. Si el usuario lo desea pueden ser cerámicos, mucho más potentes, duraderos y ligeros. Pero también bastante más caros. De todos modos, recomendables en función del uso que se le vaya a dar al coche.
Automático secuencial de 8 velocidades y tracción Q4
No son solo detalles, son argumentos y los datos son contundentes. Como los 510 CV disponibles a 6.500 rpm y lo que es más importante, los 600 Nm que están plenamente operativos y de forma estable entre las 2.500 y las 5.000 rpm. Dicho así parece sencillo, sobre el papel es apabullante. Y al volante… es la excelencia de un motor de sonido embriagador que no admite objeción, porque da mucho más de lo que uno espera siempre, en cada momento. Es un sueño de motor.
Pero si el motor del Stelvio Quadrifoglio es bueno, lo que lo rodea es tan bueno o mejor. Nos referimos a la caja de cambios automática de ocho relaciones. La misma que monta el deportivo Giulia Quadrifoglio, con el que este Stelvio comparte todo el conjunto motor y cambio. Una caja bien escalonada y que no consiente patinamiento alguno e invita al conductor a exprimir su potencia por medio de enormes levas para manipular el cambio con absoluta facilidad.
El conjunto es excelente. Y pasa a ser sublime en asociación con la tracción total. Porque a diferencia del Giulia Quadrifoglio, que es tracción trasera, el Stelvio emplea la tracción total Q4 de Alfa Romeo. De esta forma, el par en condiciones normales se envía únicamente a las ruedas traseras para conservar el óptimo dinamismo del Stelvio. Como si de un genuino tracción trasera se tratara. Pero en función del deslizamiento que se produzca en estas ruedas, el sistema pasará hasta el cincuenta por ciento del par a las ruedas delanteras.
Además del envío de esa importante proporción del par, la clave está en la electrónica, que es capaz de coordinar con precisión milimétrica la acción de los dos embragues que distribuyen el par entre las ruedas del tren trasero. Son los que consiguen una óptima agilidad para un SUV. Un Stelvio que cuenta con la ventaja añadida en su reparto de pesos, próximo al cincuenta por ciento en cada eje gracias a que el motor está por detrás del tren anterior.
En su contra… casi por decir algo, y digamos solo como una razonable desventaja, está su peso. Porque 1.830 kilos no son cualquier cosa, pese a que se han contenido mucho gracias al uso del aluminio y hasta fibra de carbono en algunos elementos. Pero llevado al extremo, deslizando en circuito, el coche nos recuerda su altura y volumen sobre el asfalto.
Modos de uso: conducción a la carta
Hay otra “gracia”, y ya van unas cuantas, ésta en el apartado de la electrónica, que sin duda es muy destacable y tiene mucho de agrado en el día a día. Se trata del selector de modo de uso, lo mismo que por ejemplo en Ferrari se conoce como el “mannetino”, y que en el caso del Alfa Stelvio Quadrifoglionos permite elegir entre cuatro programas: Efficiency, Natural, Dynamic y Race.
El primero es lo ideal para movernos por la ciudad y bajar el consumo al máximo, porque recurre al sistema de desconexión selectiva de cilindros. Que nadie busque los 500 CV, estar en están… pero llegan de otra forma. El segundo es el modo normal, el modo equilibrado para conductores “inteligentes”. En esta posición en la que también se pueden desconectar los cilindros de una bancada, el Stelvio se mueve muy bien.
Al volante, el Stelvio Quadrifoglio no parece un SUV, por su rango de prestaciones, por su agilidad y lo poco que balancea.
Luego llega el modo Dynamic y aquí las cosas se ponen serias. Del verde y el azul del cuadro de mandos se pasa al color rojo y las pulsaciones del conductor se aceleran. Y eso ocurre aunque no está previsto en el equipamiento del coche. Ahí la electrónica ya ofrece toda la potencia a flor de piel. Con solo rozar el acelerador, el ruido es diferente, retador, y los cambios se suceden como si de un coche de competición se tratara. Llegan detonaciones de escape, la amortiguación y la dirección cambian de registro y todo se endurece, la emoción al volante se multiplica… hasta que pasamos a al modo RACE, al modo carrera.
Aquí, todo se multiplica por cien en sensaciones y por dos en electrónica, ahora todo el doble de violento. El escape suena como si hubieran soltado una docena de GTs a nuestro alrededor y todo comienza a pasar muy rápido. La electrónica de control de estabilidad se suaviza pero queda latente y habrá que insistir para anularla por completo. En estas condiciones tenemos en nuestras manos un Stelvio Quadrifoglio “a pelo”, y eso son palabras mayores: un SUV capaz de sacar los colores en un circuito a muchos coches que presumen de deportivos.
Galería de imágenes Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio
Fotos: Pedro Morera y Alfa Romeo
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